El Alquimista
Qué opinión le merece la princesa Marta Luisa? El periodista noruego me entrevistaba a la orilla del lago de Ginebra. Generalmente me niego a responder a preguntas que no están relacionadas con mi trabajo, pero en este caso su curiosidad tenía un motivo: la princesa, en el vestido que había usado al cumplir treinta años, llevaba bordados los nombres de varias personas que habían sido importantes a lo largo de su vida, y entre estos nombres se encontraba el mío (a mi mujer la idea le pareció tan buena que decidió hacer lo mismo cuando cumplió cincuenta años, añadiendo, en uno de los extremos de su ropa, la indicación: “Inspirado por la princesa de Noruega”).
“¿Pero por qué nadie dijo nada, si todo el mundo estaba viendo que esto iba a pasar?”.
-Me parece una persona sensible, delicada e inteligente. Y hay algo que realmente no entiendo: ¿por qué la prensa de Noruega, a partir del matrimonio de la princesa, empezó a atacar el trabajo literario de su marido
-Porque él transgredió la Ley de Jante.
Por supuesto, yo nunca había oído hablar de tal cosa, y él me explicó de qué se trataba. Más tarde me di cuenta de que en todos los países escandinavos es difícil encontrar a alguien que no conozca esta ley. Aunque ya existe desde los orígenes de la civilización, solo fue fijada oficialmente en 1933 por el escritor Aksel Sandemose en la novela Un refugiado sobrepasa sus límites.
La triste constatación es que la Ley de Jante no se limita a Escandinavia: se trata de una regla aplicada en todos los países del mundo, aunque los brasileños digan “esto solo ocurre aquí”, o los franceses afirmen “en nuestro país, desgraciadamente, es así). Como el lector ya debe de estar irritado porque leyó más de la mitad de la columna sin terminar de comprender a qué se refiere la Ley de Jante, voy a intentar resumirla aquí, con mis propias palabras:
“Tú no vales nada, nadie está interesado en lo que piensas; la mediocridad y el anonimato son las opciones más sensatas. Si actúas así, nunca tendrás grandes problemas en tu vida”.
La Ley de Jante verbaliza con claridad los celos y la envidia que tanto dolor de cabeza provocan de cuando en cuando en personas como Ari Behn, el marido de la princesa Marta Luisa. Este es uno de sus aspectos negativos, pero existe algo mucho más peligroso.
Justamente gracias a esta ley, el mundo ha sido manipulado de todas las maneras posibles por gente que no teme los comentarios de los demás y termina haciendo el mal que desea. Vemos un gran abismo entre los países ricos y los países pobres, injusticia social por todas partes, violencia descontrolada, personas que se ven obligadas a renunciar a sus sueños por ataques injustos y cobardes. Y nadie se compromete. La mediocridad puede ser cómoda, hasta que un día la tragedia llama a la puerta, y entonces las personas se preguntan: “¿Pero por qué nadie dijo nada, si todo el mundo estaba viendo que esto iba a pasar?”.
Muy fácil: nadie dijo nada por la misma razón que estas personas que preguntan tampoco llegaron a alzar la voz.
Por lo tanto, para evitar que las cosas empeoren cada vez más, tal vez sea el momento de escribir aquí la antiley de Jante
“Tú vales mucho más de lo que piensas. Tu trabajo y tu presencia en esta Tierra son importantes, aunque no lo creas. Claro que, si piensas de esta forma, vas a tener muchos problemas por estar transgrediendo la Ley de Jante, pero no te dejes intimidar por ellos, continúa viviendo sin miedo y acabarás venciendo”.
“¿Pero por qué nadie dijo nada, si todo el mundo estaba viendo que esto iba a pasar?”.
-Me parece una persona sensible, delicada e inteligente. Y hay algo que realmente no entiendo: ¿por qué la prensa de Noruega, a partir del matrimonio de la princesa, empezó a atacar el trabajo literario de su marido
-Porque él transgredió la Ley de Jante.
Por supuesto, yo nunca había oído hablar de tal cosa, y él me explicó de qué se trataba. Más tarde me di cuenta de que en todos los países escandinavos es difícil encontrar a alguien que no conozca esta ley. Aunque ya existe desde los orígenes de la civilización, solo fue fijada oficialmente en 1933 por el escritor Aksel Sandemose en la novela Un refugiado sobrepasa sus límites.
La triste constatación es que la Ley de Jante no se limita a Escandinavia: se trata de una regla aplicada en todos los países del mundo, aunque los brasileños digan “esto solo ocurre aquí”, o los franceses afirmen “en nuestro país, desgraciadamente, es así). Como el lector ya debe de estar irritado porque leyó más de la mitad de la columna sin terminar de comprender a qué se refiere la Ley de Jante, voy a intentar resumirla aquí, con mis propias palabras:
“Tú no vales nada, nadie está interesado en lo que piensas; la mediocridad y el anonimato son las opciones más sensatas. Si actúas así, nunca tendrás grandes problemas en tu vida”.
La Ley de Jante verbaliza con claridad los celos y la envidia que tanto dolor de cabeza provocan de cuando en cuando en personas como Ari Behn, el marido de la princesa Marta Luisa. Este es uno de sus aspectos negativos, pero existe algo mucho más peligroso.
Justamente gracias a esta ley, el mundo ha sido manipulado de todas las maneras posibles por gente que no teme los comentarios de los demás y termina haciendo el mal que desea. Vemos un gran abismo entre los países ricos y los países pobres, injusticia social por todas partes, violencia descontrolada, personas que se ven obligadas a renunciar a sus sueños por ataques injustos y cobardes. Y nadie se compromete. La mediocridad puede ser cómoda, hasta que un día la tragedia llama a la puerta, y entonces las personas se preguntan: “¿Pero por qué nadie dijo nada, si todo el mundo estaba viendo que esto iba a pasar?”.
Muy fácil: nadie dijo nada por la misma razón que estas personas que preguntan tampoco llegaron a alzar la voz.
Por lo tanto, para evitar que las cosas empeoren cada vez más, tal vez sea el momento de escribir aquí la antiley de Jante
“Tú vales mucho más de lo que piensas. Tu trabajo y tu presencia en esta Tierra son importantes, aunque no lo creas. Claro que, si piensas de esta forma, vas a tener muchos problemas por estar transgrediendo la Ley de Jante, pero no te dejes intimidar por ellos, continúa viviendo sin miedo y acabarás venciendo”.
Texto retirado de: La Revista
Como siempre una ran enseñanza. He comprado el libro "El vencedor está solo" y, aunque llevo pocas páginas, promete mucho. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias por compartir!!
ResponderEliminarSiempre un placer pasar a visitarte, aun no sea tan seguido como mereces, pero no dispongo del tiempo que desearía.
Recibe un relajante y enérgico abrazo de luz para tu ser.
Beatriz