En los momentos difíciles, detente en los afectos inolvidables que te precedieron en el viaje de la ¡gran liberación!. . . Los tendrás presentes, al recordarles los ejemplos de bondad y valor con que superaron las horas de tentación y sacrificio.
Volverás a encontrar, sin dificultad, el punto de ligación con ellos, en alguna parte aparentemente olvidada de la memoria, en el cual aún vibran las notas de tu cántico de alegría y de gratitud, delante de algún gesto de humanidad y devoción con que te encorajaron la ¡lealtad y la esperanza!...
Recuérdate de ellos, pero siempre que sea posible, no les pidas auxilio para la obtención de facilidades humanas que no tuvieron.
Rearticúlales la imagen en el pensamiento, tal cual los viste, bajo la carga de las obligaciones en que se ennoblecieron en los testimonios de fidelidad y trabajo.
Enseguida, ruégales inspiración y socorro para que no te fallen las energías en el trato con los deberes que la vida te dio a ejecutar.
Solicítales la presencia animadora.
Ellos vendrán a tu encuentro y te hablarán sin palabras articuladas de la ventura que se derrama de la conciencia tranquila, fortaleciéndote el ánimo sin que te hurten el lugar en el banco de las pruebas.
No te arrebatarán los pies a la espina del espinero, por saber que el hombre no hace lumbre en la propia alma, sin el vaso de la experiencia, pero te extenderán los brazos invisibles, y te sustentarán las fuerzas en la travesía de la vereda escabrosa.
A poco y poco, por el sin hilo del pensamiento, te enseñarán que sólo construyen para el bien, aquellos que se disponen a obedecer y te harán sentir que todo lo bueno en las sendas de la Tierra viene de los que se rinden a la disciplina, para que la vida se haga mejor.
En los instantes de desaliento, sobre todo, llama por ellos, los amigos cuyos ojos físicos la muerte selló para abrirlos al sol del Mundo Espiritual y ellos vendrán, como mensajeros de luz, no solamente a fin de renovarte el corazón dolorido, sino también para explicarte que nadie compra la verdadera felicidad sin la moneda del amor, consolidada por la riqueza del sufrimiento.
Pintura de: Jolanda Richter
Tomada del blog Recogedor
Por el espíritu: Emmanuel
Psicografía:
Texto tomado del:
Libro "
NACER Y RENACER
".
No hay comentarios:
Publicar un comentario