Nos conmovemos, habitualmente, delante de grandes tragedias que agitan la opinión.
Homicidios que convulsionan la prensa y movilizan largos equipos policiales…
Hurtos espectaculares que inspiran vastas medidas de vigilancia…
Asesinatos, conflictos, engaños y asaltos de todo los tipos crean la guerra de los nervios, en todas partes; y, para impedir semejantes fecundaciones de ignorancia y delincuencia, se yerguen cárceles y se funden cadenas, se organiza el trabajo forzado y en algunas naciones es practicada la propia lapidación de infelices en la calle, sin ninguna señal de compasión.
Existe, aún, un crimen más doloroso, por el placer de crueldad con que es practicado, en el silencio del santuario doméstico o en la falda de la Naturaleza…
Crimen horroroso, porque la víctima no tiene voz para suplicar piedad y ni brazos robustos que se confíe a los movimientos de reacción.
Nos referimos al aborto delictivo, en que padres inconscientes determinan la muerte de los propios hijos, asfixiándoles la existencia, antes que puedan sonreír hacia la bendición de la luz.
Hombres de la Tierra, y sobre todo vosotras, corazones maternos llamados a la exaltación del amor y de la vida, ¡absteneos de semejante acción que os desequilibra el alma y oscurece el camino!
Huid del satánico propósito de sofocar el fruto del propio seno, porque los ángeles tiernos que rechazáis son mensajeros de la Providencia, asomando en el hogar a vuestro propio socorro, y, si no hay legislación humana que os señale la torpeza del homicidio infantil, en los recintos familiares o en la sombra de la noche, los ojos divinos de Nuestro Padre os contemplan desde el Cielo, llamando, en silencio, a las pruebas del reajuste, a fin de que se les expurgue de la conciencia la falta indisculpable que perpetrasteis.
Homicidios que convulsionan la prensa y movilizan largos equipos policiales…
Hurtos espectaculares que inspiran vastas medidas de vigilancia…
Asesinatos, conflictos, engaños y asaltos de todo los tipos crean la guerra de los nervios, en todas partes; y, para impedir semejantes fecundaciones de ignorancia y delincuencia, se yerguen cárceles y se funden cadenas, se organiza el trabajo forzado y en algunas naciones es practicada la propia lapidación de infelices en la calle, sin ninguna señal de compasión.
Existe, aún, un crimen más doloroso, por el placer de crueldad con que es practicado, en el silencio del santuario doméstico o en la falda de la Naturaleza…
Crimen horroroso, porque la víctima no tiene voz para suplicar piedad y ni brazos robustos que se confíe a los movimientos de reacción.
Nos referimos al aborto delictivo, en que padres inconscientes determinan la muerte de los propios hijos, asfixiándoles la existencia, antes que puedan sonreír hacia la bendición de la luz.
Hombres de la Tierra, y sobre todo vosotras, corazones maternos llamados a la exaltación del amor y de la vida, ¡absteneos de semejante acción que os desequilibra el alma y oscurece el camino!
Huid del satánico propósito de sofocar el fruto del propio seno, porque los ángeles tiernos que rechazáis son mensajeros de la Providencia, asomando en el hogar a vuestro propio socorro, y, si no hay legislación humana que os señale la torpeza del homicidio infantil, en los recintos familiares o en la sombra de la noche, los ojos divinos de Nuestro Padre os contemplan desde el Cielo, llamando, en silencio, a las pruebas del reajuste, a fin de que se les expurgue de la conciencia la falta indisculpable que perpetrasteis.
Dictado por el espíritu Emmanuel
Médium Francisco Cândido Xavier
Extraído del libro "Religión de los Espíritus"
Médium Francisco Cândido Xavier
Extraído del libro "Religión de los Espíritus"
Pintura de: Juuri
Tomada del blog Recogedor
No hay comentarios:
Publicar un comentario