Nadie huye a la ley de la reencarnación.
Ayer, atrajimos la confianza de un compañero, induciéndolo al colapso moral. Hoy, lo tenemos en la condición del pariente difícil, que nos pide incesantes sacrificios.
Ayer, abandonamos a la joven que nos amaba, inclinándola a caminar en las lagunas del vicio. Hoy, la tenemos de regreso como hija incomprensiva, necesitada de nuestro amor.
Ayer, colocamos el orgullo y la vanidad en el pecho de un hermano que seguía nuestros ejemplos menos felices. Hoy, compartimos con el, la característica del esposo despótico o del hijo-problema, el cáliz amargo de la redención.
Ayer, olvidamos los compromisos venerables, arrastrando a alguien al suicidio. Hoy, reencontramos a ese mismo alguien en la persona de un hijito, portador de molestia irreversible, tutelándole, a expensas de lágrimas, o trabajo de reajuste.
Ayer, abandonamos a la compañera inexperta, a la mengua de todo auxilio, situándola en las garras de la delincuencia. Hoy, la hallamos a nuestro lado, en la presencia de la esposa conturbada y enferma, para exigirnos la permanencia en el curso infatigable de la tolerancia.
Hoy, moramos en el espinar en forma de hogar, cargando fardos de angustia, a fin de aprender a plantar cariño y fidelidad. Frente a cualquier dificultad y a toda prueba, bendícela siempre y haz lo mejor que puedas. Ayuda a los que comparten la experiencia, mira por los que te persiguen, sonríe a los que te hieren y disculpa a todos aquellos que te injurian…
La humildad es la llave de nuestra liberación. Y, sean cuales sean los obstáculos en la familia, es preciso reconocer que toda construcción moral del Reino de Dios, ante el mundo, comienza en los cimientos invisibles de la lucha en casa.
Dictado por el espíritu: Emmanuel
Médium Francisco Cândido Xavier
Extraído del libro "
Luz en el hogar"
Pintura de: Vladan Ignatovic
Tomada del blog TODO POR EL ARTE
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