Por Paulo CoelhoEl Alquimista
Asumir compromisos
Un guerrero de la luz comparte su mundo con las personas a las que ama, y procura estimularlas a cumplir lo que les gustaría hacer.
Alrededor de la hoguera
En estos momentos, el adversario aparece con dos tablas en la mano. En una de las tablas está escrito: “Piensa más en ti mismo. Conserva las gracias recibidas para ti o acabarás perdiéndolo todo”.
En la otra tabla se lee: “¿Quién te crees que eres para ponerte a ayudar a los demás? ¿Es que no consigues ver tus propios defectos?”.
Un guerrero sabe que tiene defectos. Pero también sabe que no puede crecer solo y distanciarse de sus compañeros. Entonces, aun creyendo que el adversario tiene parte de razón, él se olvida de las dos tablas y continúa repartiendo entusiasmo a su alrededor. Se sienta con sus compañeros alrededor de la hoguera, todos comentan sus conquistas, y los extraños que se unen al grupo son bienvenidos, porque todos se sienten orgullosos de sus vidas y del buen combate.
El guerrero sabe lo importante que es compartir su experiencia con los demás; habla con entusiasmo sobre el camino, cuenta cómo resistió a cierto desafío, qué solución encontró para un momento difícil. Cuando narra sus aventuras reviste sus palabras de pasión y romanticismo.
A veces se permite exagerar un poco, pues sabe que sus antepasados también exageraban de vez en cuando; pero cuando actúa de esta manera, jamás confunde orgullo con vanidad, y evita creer en sus propias exageraciones.
Enfocar objetivo
-Sí- el guerrero le escucha a alguien decir. Yo necesito entenderlo todo antes de tomar una decisión. Quiero tener la libertad de poder cambiar de idea.
Al guerrero esta frase le provoca desconfianza.
También él tiene esa libertad, pero eso no le impide asumir un compromiso, aunque no entienda bien por qué lo hace.
Un guerrero de la luz toma decisiones. Su alma es independiente como las nubes en la atmósfera, pero él tiene un compromiso con su sueño. En su camino libremente escogido tiene que despertarse a horas que le desagradan, hablar con gente que no le aporta nada, hacer algunos sacrificios.
Los amigos le comentan: “Te sacrificas sin motivo. Tú no eres libre”.
El guerrero de la luz es libre. Pero sabe que un horno abierto no cuece un pan, y que necesita concentrarse y enfocar bien su objetivo.
Haciendo realidad sus ideas
En un guerrero de la luz se puede confiar. Comete algunos errores, cuando exagera un poco sus historias y acaba creyéndose más importante de lo que realmente es. Pero, por ser un guerrero de la luz, le está terminantemente prohibido mentir.
Cuando se reúne con sus compañeros alrededor de la hoguera, y conversa con ellos, sabe que sus palabras quedan registradas en la memoria del Universo, y que son testigos de lo que piensa.
El guerrero reflexiona: “¿Por qué hablo tanto, si muchas veces no soy capaz de hacer todo lo que digo?”.
Esta es una reflexión importante.
El corazón responde: “Si defiendes públicamente tus ideas, tendrás que esforzarte en vivir de acuerdo con ellas”.
Y como piensa que él es lo que muestran sus palabras, el guerrero acaba transformándose en lo que dice ser.
En estos momentos, el adversario aparece con dos tablas en la mano. En una de las tablas está escrito: “Piensa más en ti mismo. Conserva las gracias recibidas para ti o acabarás perdiéndolo todo”.
En la otra tabla se lee: “¿Quién te crees que eres para ponerte a ayudar a los demás? ¿Es que no consigues ver tus propios defectos?”.
Un guerrero sabe que tiene defectos. Pero también sabe que no puede crecer solo y distanciarse de sus compañeros. Entonces, aun creyendo que el adversario tiene parte de razón, él se olvida de las dos tablas y continúa repartiendo entusiasmo a su alrededor. Se sienta con sus compañeros alrededor de la hoguera, todos comentan sus conquistas, y los extraños que se unen al grupo son bienvenidos, porque todos se sienten orgullosos de sus vidas y del buen combate.
El guerrero sabe lo importante que es compartir su experiencia con los demás; habla con entusiasmo sobre el camino, cuenta cómo resistió a cierto desafío, qué solución encontró para un momento difícil. Cuando narra sus aventuras reviste sus palabras de pasión y romanticismo.
A veces se permite exagerar un poco, pues sabe que sus antepasados también exageraban de vez en cuando; pero cuando actúa de esta manera, jamás confunde orgullo con vanidad, y evita creer en sus propias exageraciones.
Enfocar objetivo
-Sí- el guerrero le escucha a alguien decir. Yo necesito entenderlo todo antes de tomar una decisión. Quiero tener la libertad de poder cambiar de idea.
Al guerrero esta frase le provoca desconfianza.
También él tiene esa libertad, pero eso no le impide asumir un compromiso, aunque no entienda bien por qué lo hace.
Un guerrero de la luz toma decisiones. Su alma es independiente como las nubes en la atmósfera, pero él tiene un compromiso con su sueño. En su camino libremente escogido tiene que despertarse a horas que le desagradan, hablar con gente que no le aporta nada, hacer algunos sacrificios.
Los amigos le comentan: “Te sacrificas sin motivo. Tú no eres libre”.
El guerrero de la luz es libre. Pero sabe que un horno abierto no cuece un pan, y que necesita concentrarse y enfocar bien su objetivo.
Haciendo realidad sus ideas
En un guerrero de la luz se puede confiar. Comete algunos errores, cuando exagera un poco sus historias y acaba creyéndose más importante de lo que realmente es. Pero, por ser un guerrero de la luz, le está terminantemente prohibido mentir.
Cuando se reúne con sus compañeros alrededor de la hoguera, y conversa con ellos, sabe que sus palabras quedan registradas en la memoria del Universo, y que son testigos de lo que piensa.
El guerrero reflexiona: “¿Por qué hablo tanto, si muchas veces no soy capaz de hacer todo lo que digo?”.
Esta es una reflexión importante.
El corazón responde: “Si defiendes públicamente tus ideas, tendrás que esforzarte en vivir de acuerdo con ellas”.
Y como piensa que él es lo que muestran sus palabras, el guerrero acaba transformándose en lo que dice ser.
Texto retirado de: La Revista
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