18- EVANGELIO Y EXCLUSIVISMO
Casi todos los santuarios religiosos, divididos entre sí en la esfera dogmática, se aíslan indebidamente disputando privilegios y primacías. Incluso dentro de los círculos de la actividad cristiana, el espíritu del exclusivismo ha dominado grupos selectos, desde los primeros siglos de su constitución.
En nombre de Cristo, muchas veces, la tiranía política y el despotismo intelectual han organizado guerras, encendido hogueras, incentivado la persecución y entronizado la muerte.
Con la pretensión de representar al Maestro, que no poseía una piedra donde reposar la cabeza dolorida, en el año 607, el emperador Focas establece el Papado, con lo que contribuye a ensalzar la vanidad romana. Suponiendo actuar como sus defensores, Godofredo de Bullón y Tancredo de Siracusa organizan, en el 1096, un ejército de 500.000 hombres y fomentan conflictos sangrientos, combatiendo por la reivindicación de tierras y reliquias que recuerdan el divino paso de Jesús por la Tierra. En la creencia de preservar los principios salvadores, Gregorio IX en 1231 consolida el Tribunal de la
Inquisición, pero contribuye a hacer más densas las sombras y a fortalecer las flagelaciones criminales en el ámbito de la fe religiosa. Convencidos de garantizar su Doctrina, los sacerdotes castigan con el suplicio y con la muerte a valientes pioneros del progreso del planeta, como Giordano Bruno y Juan Huss.
Sin embargo, semejantes violencias no pasan de manifestaciones del espíritu belicoso que preside las inquietudes humanas.
Cristo nunca adhirió al dogmatismo ni a la intransigencia como normas de acción.
Afirma no haber nacido para destruir la Ley Antigua, sino para darle cumplimiento.
Solamente hostiliza a la perversidad deliberada.
No promueve la guerra.
No condena.
No critica.
Combate el mal con el socorro a sus víctimas. Se entrega a todos.
Enseña con paciencia y bondad el verdadero camino de la redención.
Comienza el ministerio de la palabra conversando con los doctores del Templo y termina su apostolado dialogando con los ladrones.
No desdeña a nadie, y los infelices descarriados merecen su más afectuosa atención.
Prepara el espíritu de los pescadores para los grandes cometidos del Evangelio, con admirable confianza y profunda bondad, sin exigirles certificado alguno de pureza racial.
En contraposición a los prejuicios de ese tiempo, auxilia a infortunadas mujeres con serenidad y decisión, y las conduce nuevamente a una vida digna.
No busca títulos sino que se inclina respetuoso hacia los corazones.
Nicodemo, el maestro de Israel, y Bartimeo, el ciego despreciado, reciben de El la misma manifestación de afecto.
La intolerancia jamás compareció junto a Jesús durante la propagación de la Buena Nueva.
El aislamiento orgulloso dentro de la esfera cristiana es simplemente una creación humana, destinada a desaparecer naturalmente porque, en realidad, ninguna doctrina como el Cristianismo, ha traído hasta ahora al mundo atormentado y dividido, los lazos de amor y luz de la verdadera solidaridad.
Pintura de: Alejandro Decinti, tomada de la website decinti
Por el espíritu: Emmanuel
Psicografía: Francisco Cándido Xavier.
Texto retirado del: Libro "DERROTERO".
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