La paz en nosotros no resulta de circunstancias externas y sí de nuestra tranquilidad de conciencia en el deber cumplido y es preciso anotar que el deber cumplido es el fruto de la comprensión.
Comprender significa, en esencia, disculpar a las personas que nos rodean, en las oposiciones que nos hagan y olvidar las ocurrencias que se nos muestren adversas, a fin de que nos mantengamos fieles a la tarea que se nos indica.
No te turbe la censura o la crítica de los demás en el desempeño de las obligaciones que la vida te señala, porque si aceptas tus propios compromisos en el bien general, esos compromisos hablan con respecto a ti mismo y no a los que te observan, no siempre con lógica y seguridad.
En cualquier actividad edificante, conviene recordar que ideas y palabras, acciones y actitudes de los demás pertenecen a ellos y no a nosotros.
En el criterio de la reciprocidad, es justo recordar que no nos es lícito violentar a esa o aquélla persona con opiniones y medidas tendientes sofocarles la personalidad.
Las discusiones auxilian en muchos casos de asuntos oscuros o de compañeros mal informados, pero servir a los semejantes, donándoles, lo mejor de nosotros, es el argumento decisivo para aclarar los agentes de solución a cualquier problema.
Para colaborar en el interés del bien de todos, es imperioso olvidarnos en aquello que las inducciones al egoísmo nos impulsen a titubear, ante las obligaciones que la vida traza.
Aunque todos los elementos exteriores se te revelen contrarios a la acción que desenvuelves, es perfectamente posible guardar la propia serenidad, desde que sepas entender a personas y situaciones, dejándolas donde se coloquen y siguiendo hacia el frente con el trabajo que te compete.
La paz en nosotros - repitamos - nace de la comprensión en servicio es mantenida por la tolerancia para con los errores ajenos y hasta por la autoaceptación de nuestros propios errores, de modo que sepamos corregirlos sin tumulto y pérdida de tiempo.
En suma, mientras no sepamos perdonar, no seremos libres para someternos a la práctica del bien según las Leyes de Dios.
Pintura de: Laura Orchard, tomada del blog: Recogedor
Por el espíritu de: Emmanuel
Psicografía: Francisco Cándido Xavier.
Texto retirado del: Libro "CALMA".
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