Estarás, posiblemente, sufriendo reprobaciones que te parecen injusto castigo espiritual.
Inicialmente adopta el silencio sin hacer comentarios.
Ora, pidiendo inspiración a la Divina Providencia.
Si no tienes culpa alguna en relación a los errores que te fueron atribuidos, no des respuesta alguna y continúa en las tareas que la vida te confió, disculpando cualquier ofensa.
Si las críticas sufridas guardan algún fundamento, procura analizar tu propio comportamiento en referencia al asunto.
Agradece en pensamiento a tus censores procurando rectificar los puntos en los cuales te observes en desacierto.
Nada reclames contra quien te señale la verdad, porque si actúan con exageración contra los engaños de que, por ventura, te culpen, la vida se incumbirá de esclarecerlos en momento oportuno.
No te defiendas ni acuses a nadie ante censuras recibidas.
Continúa trabajando con sinceridad, cortando las actitudes que desapruebas en ti mismo.
Si te notares en el centro de culpas, por las cuales te sientas innegablemente responsable, prosigue actuando y sirviendo, cuanto sea posible, así mismo, en la certeza de que todos somos hijos de Dios y que Dios te concederá recursos y abrirá caminos nuevos para que la paz de la conciencia tu vuelva a tomar a la vida e ilumine el corazón.
Pintura de: Carmen Giraldez, tomada del blog Recogedor
Por el espíritu de: Emmanuel
Psicografía: Francisco Cándido Xavier.
Texto retirado del: Libro "CALMA".
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