En muchas ocasiones, especialmente cuando se te agravan las situaciones difíciles, preguntas sin certeza, como conquistar serenidad, la manera de varar los obstáculos del día a día.
Imagínate en el lugar de aquellos que te hacen motivos de irritación y examínate un poco más.
Si, en tu grupo de trabajo, desempeñases la función de jefe, atormentado de problemas y conflictos, estarías tal vez en las más duras condiciones de intemperancia mental, cuando eso acaso aconteciese.
En caso te vieses en la posición de subalterno, enfrentando, a veces, amargos dramas domésticos, es probable que evidenciases más lentitud en el servicio de hacer, cuando eso viniese a suceder.
Considerando la posibilidad de que fueses el enfermo que te incomoda, cuando eso se verifique, seguramente no te reconocerías con menos intolerancia delante del sufrimiento.
En la hipótesis de que hayas sufrido las largas tentaciones de la criatura juzgada en error, es posible que hubieses descendido al más bajo nivel.
Si te notases en la posición enfermiza de la persona que te ofendió, ignoras si no habrías herido a alguien con más ímpetu.
Analicémonos, a través de los lentes de la introspección y nos reconoceremos inmensamente distante de la condición de los ángeles.
Eso nos enseñará que los compañeros con los cuales convivimos no siempre conseguirán presentar, por el momento, cualidades que aún no poseemos y razonamientos más profundos nos harán sentir la necesidad de calma y tolerancia, de unos para con los otros, en todos los momentos inquietantes de la vida.
Pintura de: Karin Jurick, tomada del blog A Painting Today
Por el espíritu de: Emmanuel
Psicografía: Francisco Cándido Xavier.
Texto retirado del: Libro "CALMA".
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