Recuerda los sacrificios de los pioneros del progreso que te precedieron en la jornada humana, para que avances en la Tierra sin la ceguera de la ingratitud.
Recuerda las manos anónimas que te irguieron el hogar, los brazos que te embalaron la cuna y las voces amigas que te enseñaron a mover los labios en el idioma del entendimiento.
No olvides aquellos que lloraron y sufrieron, labrando el suelo en el que ingeriste la primera bendición del pan y no te olvides de cuantos se vieron mutilados en el trabajo para que el confort y la higiene te sustentasen el cuerpo.
No reliegues a la indiferencia los que se vieron en suplicio para que tuvieses el orden legal, garantizándote la seguridad, y los que murieron en las cárceles, muchas veces, calumniados y traicionados, para que la libertad te bendiga la existencia.
Consagra en la memoria un altar de reverencia para con aquellos que te donaran los tesoros de la educación, a fin de que el aprendizaje en la Tierra se te haga camino hacia la Espiritualidad Superior.
Usufructuario del campo en el que fuiste acogido por la bondad y la esperanza de los que te vieron nacer, recogiste de ellos la experiencia que el sufrimiento les otorgó, reclamándote también sudor y buena voluntad en el mundo, para que la vida en el mundo se haga mejor.
No te pierdas en los laberintos de la indagación sin provecho, preguntando si la crueldad es hoy mayor que la de ayer en el camino de las criaturas.
Cede a la Tierra lo mejor de ti, en el servicio desinteresado y constante para que el bien prevalezca, iniciando en la propia alma la obra redentora del amor que todo lo abarca, y, volviendo mañana a la gran escuela de la experiencia humana, la encontrarás más nobles y más bella, convertida, con la parcela de tu esfuerzo, en antecámara para la Vida en los Cielos.
Pintura de: Peter Kauflin
Tomada del blog Recogedor
Por el espíritu: Emmanuel
Psicografía:
Texto tomado del:
Libro "
NACER Y RENACER
".
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