Observando la Tierra, desde el punto de vista espiritual, podemos compararla a inmensa escuela con varios cursos educativos.
El alumno inicia el aprendizaje por el número de matrícula.
El Espíritu empieza la gran práctica carnal por el certificado de nacimiento.
El primero ingresa en la clase que le compete.
El segundo es conducido al ambiente al que más se ajusta.
Pequeñitos, sonríen en el jardín de infancia ensayando ideas de la vida.
Almas primitivas, en la juventud de la selva, adquieren nociones de comportamiento.
Hay niños en las primeras letras, dominando el alfabeto.
Hay hermanos en luchas menores, penetrando los dominios de la experiencia.
Existen jóvenes en los bancos de la enseñanza media, disputando conquistas más altas.
Poseemos innúmeros compañeros en tarea importante, marchando hacia más elevados conocimientos.
Aún se cuentan aquellos que alcanzaron las instituciones de enseñanza superior buscando la especialización profesional o científica, de modo a que participen de la élite cultural, en el progreso de la Humanidad.
Igualmente vemos corazones maduros que transitaron en la universidad del sufrimiento, buscando las adquisiciones de amor y sabiduría que les confieran acceso a la flor y nata de la sublimación, en la Espiritualidad Victoriosa. Así, pues, si te ves en el círculo de las grandes aflicciones o de los grandes problemas, es que ya ascendiste a los centros de adiestramiento mayor para la asimilación de virtudes excelsas. De ese modo, recibe a los parientes difíciles y a los amigos complejos, a los adversarios gratuitos y a los hermanos desafortunados, así como a aquellos que te apedrean e hieren, persiguen y calumnian, como examinadores constantes de tu aprovechamiento en las ciencias del alma, como instructores en la lucha cotidiana…
Hora a hora, cada uno de ellos te examina el grado de paciencia y servicio, caridad y benevolencia, perdón y fe viva, buen ánimo y entendimiento. Y acordándote de que el mismo Cristo sufrió ironía y apaleamiento entre ellos el día de la cruz, serénate en el banco de pruebas en que te encuentras, aprendiendo a valorar en tu favor el poder de la humildad y la fuerza de la compasión.
Dictado por el espíritu Emmanuel
Extraído del libro "Religión de los Espíritus"
Pintura de: Mary Jane Ansell
Tomada del blog Realistas-Art
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