Por Paulo Coelho
El Alquimista
El Alquimista
“Si tus hijos son perezosos, no se merecen tu herencia. Si son trabajadores, no la necesitan. Por lo tanto, úsala para obtener los placeres que tu vejez se merece”.
Tendemos a creer en la famosa ley de Murphy: “Si alguna cosa puede salir mal, sin duda saldrá mal”. Jean Claude Carrière, en su libro El círculo de los mentirosos, cuenta una interesante historia al respecto:
El pan que cayó del lado equivocado
Un hombre tomaba distraídamente su desayuno. De repente, la rebanada de pan que acababa de untar con mantequilla se le cayó al suelo.
Cuál no sería su sorpresa al advertir que ¡el lado de la mantequilla había quedado vuelto hacia arriba! Aquello era un milagro. Animado, les contó a sus amigos el fenómeno y todos se quedaron asombrados pues, como todo el mundo sabe, cuando el pan se cae, lo hace siempre con el lado de la mantequilla hacia abajo.
–Tal vez seas un santo –le dijo uno–, y estés recibiendo una señal de Dios.
La historia enseguida se extendió por la pequeña población, y todos se pusieron a discutir animadamente el episodio. Como nadie encontraba una explicación convincente, buscaron a un maestro que vivía en los alrededores, y le contaron el acontecimiento.
El maestro pidió una noche para rezar, reflexionar, y pedir inspiración divina. Al día siguiente, todos acudieron a él, ansiosos por escuchar la respuesta.
–La solución es muy sencilla –dijo el maestro–. En realidad, el pan cayó al suelo exactamente como debía caer. La mantequilla es la que estaba en el lado equivocado.
El matador de dragones
Zhuangzi, un célebre autor chino, cuenta la historia de Zhu Pingman, que quiso buscar un maestro que le enseñase la mejor manera de matar dragones.
El maestro entrenó a Pingman durante diez años seguidos, hasta que este consiguió adquirir perfectamente la técnica más sofisticada para matar dragones.
Desde entonces, Pingman pasó el resto de su vida buscando dragones con la intención de mostrar a todo el mundo su habilidad, solo que, para su gran decepción, jamás encontró uno.
El autor de la historia comenta: “todos nosotros nos preparamos para matar dragones, y acabamos siendo devorados por las hormigas de los detalles, a las que nunca prestamos atención”.
Proverbios chinos
A muchos lectores les gustó la columna en la que reproduje algunos proverbios persas. Dejo aquí una selección de proverbios chinos para animar nuestra semana (de Les proverbes chinois, de Bernard Ducourant):
El oro no pertenece al avaro; es el avaro el que pertenece al oro. (Anónimo)
La mujer infiel tiene el alma llena de remordimientos; la fiel tiene el alma llena de arrepentimientos. (Anónimo)
Si tus hijos son perezosos, no se merecen tu herencia. Si son trabajadores, no la necesitan. Por lo tanto, úsala para obtener los placeres que tu vejez se merece. (Anónimo)
Para conocer a un hombre: observa cómo actúa, descubre lo que busca, examina lo que lo hace feliz. (Confucio)
El tesoro mejor guardado es el que está donde todos pueden verlo. (I Ching)
Es preferible decir cien veces “no” a decir una vez “sí” y no cumplir la palabra. (Anónimo)
Quien no sabe sonreír, no debe abrir una tienda. (Anónimo)
El que pregunta, es bobo durante cinco minutos. El que no pregunta es bobo para siempre. (Confucio)
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