El Alquimista
“Yo ya estuve delante de muchos enemigos, pero ninguno de ellos fue más difícil de derrotar que el enemigo que cargo en mi interior”.
Mientras están tomando café en el único bar de Saint-Savin, su amigo le pregunta si conoce al filósofo Bozorgmehr. Pilar dice que no agitando la cabeza.
-Es un viejo místico iraní que solía decir:
Yo ya estuve delante de muchos enemigos, pero ninguno de ellos fue más difícil de derrotar que el enemigo que cargo en mi interior.
Ya luché contra muchos rivales, pero los peores fueron aquellos que se decían mis amigos.
Ya comí manjares deliciosos, y ya me enamoré sinceramente, pero lo mejor que me ha ocurrido en la vida es tener buena salud.
Ya fui atacado y herido muchas veces, pero el dolor más intenso que he sentido lo provocaron palabras venidas de personas que consideraba nobles”.
Hace una pausa.
-¿Conoces el ejercicio del Otro? Forma parte de una historia escrita hace cien años cuyo autor...
-Olvídate del autor y cuéntame la historia – le pide, mientras caminan por la única plaza de Saint-Savin.
-Un sujeto está en un bar con su grupo, cuando entra un viejo amigo que vivía intentando que las cosas le fueran bien en la vida, sin conseguirlo nunca.
“Voy a tener que darle algún dinero suelto”, piensa.
Sin embargo, sucede que dicho amigo se ha hecho rico, y esa noche ha venido expresamente para pagar todas las deudas que ha contraído a lo largo de los años.
Además de reembolsar los préstamos que le hicieron, invita a todo el mundo a una ronda. Cuando le preguntan por la razón de semejante éxito, él responde que hasta hace pocos días estaba viviendo el Otro.
-¿Qué es el Otro?- quieren saber los que lo rodean.
-El Otro es ese que me enseñaron a ser, pero que no soy yo. El Otro cree que la obligación del hombre es pasarse la vida pensando cómo alcanzar la tranquilidad de poder llegar a viejo y no morirse de hambre. Hace tantos planes, que solo descubre que está vivo cuando sus días casi se han agotado.
-¿Y quién eres tú?
-Soy lo que es cualquiera de nosotros que quiera serlo: una persona que se queda deslumbrada ante el misterio de la vida. Lo que ocurría era que el Otro, por miedo a decepcionarse, no me dejaba actuar.
-Pero existe el sufrimiento – dicen las personas del bar.
-Nadie escapa al sufrimiento. Por eso, es mejor perder algunos combates en la lucha por la conquista de los propios sueños, que ser derrotado sin siquiera saber por qué se lucha.
»Cuando descubrí esto, desperté decidido a ser lo que realmente siempre he deseado. El Otro se quedó allí, en mi cuarto, mirándome. En un principio, no quiso aceptar su nueva condición, y no cejaba en intentar poseer una vez más mi alma. Pero yo no le dejé volver a entrar –aunque él haya intentado asustarme algunas veces, advirtiéndome lo arriesgado que era no pensar en el futuro. Desde el momento que expulsé al Otro de mi vida, la energía divina empezó a operar sus milagros».
Mientras están tomando café en el único bar de Saint-Savin, su amigo le pregunta si conoce al filósofo Bozorgmehr. Pilar dice que no agitando la cabeza.
-Es un viejo místico iraní que solía decir:
Yo ya estuve delante de muchos enemigos, pero ninguno de ellos fue más difícil de derrotar que el enemigo que cargo en mi interior.
Ya luché contra muchos rivales, pero los peores fueron aquellos que se decían mis amigos.
Ya comí manjares deliciosos, y ya me enamoré sinceramente, pero lo mejor que me ha ocurrido en la vida es tener buena salud.
Ya fui atacado y herido muchas veces, pero el dolor más intenso que he sentido lo provocaron palabras venidas de personas que consideraba nobles”.
Hace una pausa.
-¿Conoces el ejercicio del Otro? Forma parte de una historia escrita hace cien años cuyo autor...
-Olvídate del autor y cuéntame la historia – le pide, mientras caminan por la única plaza de Saint-Savin.
-Un sujeto está en un bar con su grupo, cuando entra un viejo amigo que vivía intentando que las cosas le fueran bien en la vida, sin conseguirlo nunca.
“Voy a tener que darle algún dinero suelto”, piensa.
Sin embargo, sucede que dicho amigo se ha hecho rico, y esa noche ha venido expresamente para pagar todas las deudas que ha contraído a lo largo de los años.
Además de reembolsar los préstamos que le hicieron, invita a todo el mundo a una ronda. Cuando le preguntan por la razón de semejante éxito, él responde que hasta hace pocos días estaba viviendo el Otro.
-¿Qué es el Otro?- quieren saber los que lo rodean.
-El Otro es ese que me enseñaron a ser, pero que no soy yo. El Otro cree que la obligación del hombre es pasarse la vida pensando cómo alcanzar la tranquilidad de poder llegar a viejo y no morirse de hambre. Hace tantos planes, que solo descubre que está vivo cuando sus días casi se han agotado.
-¿Y quién eres tú?
-Soy lo que es cualquiera de nosotros que quiera serlo: una persona que se queda deslumbrada ante el misterio de la vida. Lo que ocurría era que el Otro, por miedo a decepcionarse, no me dejaba actuar.
-Pero existe el sufrimiento – dicen las personas del bar.
-Nadie escapa al sufrimiento. Por eso, es mejor perder algunos combates en la lucha por la conquista de los propios sueños, que ser derrotado sin siquiera saber por qué se lucha.
»Cuando descubrí esto, desperté decidido a ser lo que realmente siempre he deseado. El Otro se quedó allí, en mi cuarto, mirándome. En un principio, no quiso aceptar su nueva condición, y no cejaba en intentar poseer una vez más mi alma. Pero yo no le dejé volver a entrar –aunque él haya intentado asustarme algunas veces, advirtiéndome lo arriesgado que era no pensar en el futuro. Desde el momento que expulsé al Otro de mi vida, la energía divina empezó a operar sus milagros».
Texto retirado de: La Revista
Muito bom este texto...
ResponderEliminarè verdade que o pior inimigo a ser vencido esta dentro de nos mesmos... Mas somos capazes de vencer e vencemos...
Deus te abençoe,
Cléo Borges
Ser auténtico, real, natural, es una proeza. Ciertamente muchas veces no somos más que el reflejo de lo que los otros quieren que seamos. Craso error. Cuando así actuamos llevamos la insatisfacción y amargura dentro. Liberarnos es la consigna y ser nosotros mismos por encima de todo.
ResponderEliminarHermosísima aportación.
Besos