Señor, enseñanos:
a orar sin olvidar el trabajo;
a dar sin mirar a quien;
a servir sin preguntar hasta cuando;
a sufrir sin culpar a nadie;
a progresar sin perder la sencillez;
a sembrar el bien sin pensar en los resultados;
a disculpar sin condiciones;
a marchar hacia adelante sin contar los obstáculos;
a observar sin malicia;
a escuchar sin desvirtuar los asuntos;
a hablar sin herir;
a comprender al prójimo sin exigir comprensión;
a respetar a los semejantes, sin reclamar consideración;
a dar lo mejor de nosotros, más allá de la ejecución de
nuestro propio deber, sin cobrar tasas de reconocimiento.
Señor:
fortalécenos la paciencia
ante las dificultades de los demás,
así como precisamos de la paciencia de los demás
ante nuestras dificultades.
Ayúdanos para que no hagamos a nadie aquello que no
deseamos para nosotros.
Sobre todo, auxílianos para reconocer que nuestra
felicidad mayor será, invariablemente, la de
cumplir con tus designios dónde y cómo quieras,
hoy, ahora y siempre.
Pintura de: Paula Ilha, tomada del blog
Por el espíritu de: Emmanuel
Psicografía: Francisco Cándido Xavier.
Texto retirado del: Libro "Pasos de la Vida".
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