25. Sexo y religión.
Pregunta - ¿cómo puede acabar de purificarse el alma, que no ha alcanzado la perfección durante la vida corporal?
Respuesta – sufriendo la prueba de una nueva existencia.
Pregunta – ¿cómo realiza el alma esta nueva existencia? ¿transformándose como Espíritu?
Respuesta – es indudable que purificándose el alma, sufre una transformación; pero para conseguirlo, le es precisa la prueba de la vida corporal.
Pregunta No. 166 de Libro de los Espíritus El Libro de los Espíritus.
¿Se dará el caso de quitarle a alguien los impulsos y las inquietudes sexuales, simplemente por haber asumido compromisos religiosos? Es claro que la lógica nos responde espiritualmente de acuerdo al grado evolutivo de la naturaleza.
La criatura que acepta encargos de este orden esta procurando y aceptando para sí misma aguijones regeneradores y educativos, toda vez que ordenes y providencias de carácter externo no cambian milagrosamente el mundo intimo. La realizaciones por lo mismo tanto se concretan a base de arduas luchas del alma, para consigo misma.
Nadie se perfecciona de un día para otro.
¿De qué modo podemos perfeccionar las condiciones de vida adquiridas por el Espíritu, en el transcurso de los tiempos, solamente en función de palabras positivas? Y entendiéndose que las leyes del universo no destruyen el instinto, sino que lo transforman en razón y en angelitud, en el transcurso de los siglos, por los mecanismos de la elevación, ¿de que manera exigir la extinción de los deseos sexuales en alguien, tan solamente porque ese alguien se consagre a los servicios divinos, cuando esos mismos estímulos son los ingredientes de la vida y de la evolución, creados por la providencia divina para el sostenimiento y la elevación de todos los seres?
Comprendida la inalienabilidad de los problemas sexuales en las individualidades representativas de las ideas religiosas, es razonable considerar que esas individualidades, en gran parte solicitaron para sí mismo controles de perfección moral a que transitoriamente se unieron en el intento de extraer de ello el máximo provecho para si mismos.
Efectivamente los Espíritus superiores únicamente por amor y sacrificio toman puesto en las organizaciones religiosas de la tierra volviendo a la reencarnación en actividades de socorro con las cuales acrecientan el progreso de sus hermanos.
Esos misioneros vibran en fajas de amor sublime casi siempre incompresibles para los demás seres humanos.
No ocurre las mismas circunstancias entre aquellos que renacen bajo régimen disciplinario, solicitados por ellos mismos, contra ellos mismos, toda vez que esos obreros de ideas religiosas reencarnados en condición de prueba, tiene dificultades e inhibiciones múltiples en el cuerpo y en la mente cuando no sufren exagerada tendencia a los desvíos sexuales (tendencia esta que habitualmente los mantiene resguardados al miedo de cualquier entrega afectiva. Teniendo las manifestaciones de amor y algunas veces condenando indebidamente a los compañeros por el simple hecho de acomodarse a uniones respetables y dignas y en la mayoría recelan de si mismos y censuran a los semejantes en el impulso inconsciente de copiarles la conducta).
De esto surge los incidentes infelices ¡en los que vemos expositores ardientes y apasionados de esta o de aquella religión cayendo en experiencias emocionales mucho más complicadas y deplorables que aquellas que ellos mismos rechazaban en el camino y la vida de sus mismos compañeros!... Además, regístrese que el fenómeno es más que justo, por que aceptando los distintivos de determinada religión, el Espíritu se impone a sí mismo un factor de freno y auto corrección sin que las marcas exteriores de la fe signifiquen más que un convite o un desafío para que se perfeccione de acuerdo con los principios de embellecimiento que busca.
Las instituciones religiosas, no alteran de súbito, los impulsos del corazón, así se construyan en
fortalezas de luz, amparando las criatura que acoge para su auto perfeccionamiento.
Cualquier profesor en la tierra se ha de identificar con los alumnos, a fin de que se establezca entre ellos, un hilo de compresión mutua uniendo la guardia y la retaguardia al esfuerzo para la escalada hacia el conocimiento.
Un ángel y un equipo de criaturas humanas no entrarían en relacionamiento ideal si no para el crecimiento ideal del aprendizaje. Frente a esto, somos nosotros mismos Espíritus endeudados ante las leyes del universo, los que nos abrazamos unos a otros, encarnados y desencarnados, perfeccionando gradualmente nuestras cualidades y aprendiendo a costa de trabajo y tiempo como alcanzar la elevación que buscamos para la conquista de los valores eternos.
Pintura de: Deborah Poynton, tomada del blog: Women Painting Women
Por el espíritu de: Emmanuel
Psicografía: Francisco Cándido Xavier.
Texto retirado del: Libro VIDA Y SEXO.
Hola!!
ResponderEliminarDespués de casi dos meses de ausencia por motivos laborales y con el tiempo justito de postear minimamente, ahora ya con dedicación y tiempo, paso a saludarte y ver actualizaciones.
Siempre es un placer pasara visitarte.
Con mis mejores deseos de armonía interior, te dejo un relajante y cálido abrazo para tu ser.
Beatriz