34- OBSERVACIONES
Casi todos los que se acercan a las actividades espiritas apreciarían el rápido desenvolvimiento de las facultades psíquicas de las que son portadores, y a veces, cuando no son atendidos en tal aspecto, sufren un nocivo enfriamiento del ideal.
Se desvanece el fervor de los primeros contactos con la fe, porque el propósito fijo de obtener el milagro se transforma para ellos en una aflictiva obsesión.
Sin embargo, en este asunto hay particularidades que no podemos menospreciar.
¿Qué sería del orden y el equilibrio de los trabajos terrestres si la totalidad de las criaturas, instruidas o no, se pusiesen a investigar acerca de la vida en los otros mundos?
Toda cosecha exige la preparación del terreno y la siembra.
Imaginemos un avión moderno, perfectamente equipado, que sin aviso previo sobrevolara un pacífico villorio del siglo XIV. ¿Qué beneficio inmediato recibiría la aeronáutica, además de esparcir el terror? ¿Qué recompensa sobrevendría a nuestro favor, si obligásemos a una población indígena a escuchar un concierto de Paganini sin ofrecerle antes los rudimentos de la educación musical?
El progreso, como la luz, necesita graduarse para no herir o cegar las pupilas que lo contemplan.
Comprendamos, por sobre todo, que la existencia no es un fenómeno que se articule en oposición a los Grandes Responsables de la Evolución.
La libertad del hombre aún está lejos de alcanzarlos principios cósmicos que rigen nuestros destinos.
La inteligencia humana podrá interferir en los dominios de la materia densa y modificarlo que ve; a pesar de ello yace extremadamente distante de las regiones del espíritu puro, donde se guarda el control de las leyes universales.
Al desplegar nuevos paneles de la vida ante la mente sedienta de conocimiento y renovación, no es el mundo espiritual el que debe descender hasta el hombre, sino el hombre quien necesita elevarse al encuentro de él.
Y semejante ascensión no se producirá con el simple servicio de la mediumnidad espectacular. Es obra de la sublimación interior, paulatina y constante, construida sobre los cimientos del bien, que está al alcance de todos.
Las puertas del tesoro psíquico están severamente vigiladas.
La dirección de una central eléctrica no puede ser confiada a las frágiles manos de un niño.
¿Cómo otorgar de improviso, al primer candidato a la prosperidad mediúmnica, la llave de los intereses fundamentales y particulares de millones de almas, colocadas en los más variados planos de la escala evolutiva?
Naturalmente, las grandes responsabilidades no son inaccesibles, pero la criatura necesita crecer para participar en servicios complejos y el colaborador incipiente en cualquier realización, necesita tiempo y esfuerzo para convertirse en auxiliar eficiente.
De modo que en las cuestiones de intercambio con la Esfera Superior, antes del progreso mediúmnico hay que considerar el mejoramiento de la responsabilidad, para adaptarse mejor a la obra de la perfección general.
El gran río sin un cauce adecuado, en vez de deslizarse beneficiando el paisaje encharca el suelo y lo transforma en un pantano letal.
El puente frágil no soporta el paso de las máquinas de gran porte.
La mediumnidad como medio de influenciar para el bien no se manifiesta sin el
instrumento adecuado.
Sólo el gran amor puede comprender las necesidades de todos. Sólo una gran buena voluntad puede trabajar y aprender incesantemente, para servir sin hacer distinciones.
Antes de desarrollar nuestra mediumnidad amemos y eduquémonos. Solamente así recibiremos de las jerarquías de lo Alto el verdadero poder de ayudar.
Pintura de: Christina Sealey, tomada del blog Women Painting WomenPor el espíritu: Emmanuel
Psicografía: Francisco Cándido Xavier.
Texto retirado del: Libro "DERROTERO".
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