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viernes, 3 de diciembre de 2010

RENOVACIÓN

30- RENOVACIÓN
Las revelaciones de los Espíritus invitan naturalmente a buscar ideales más elevados, propósitos más edificantes.

Para las inteligencias que están realmente dispuestas a renunciar a sus procederes instintivos, son el sublime incentivo para la renovación interior, con la que modifican, en consecuencia, la estructura fluídica del ambiente mental que les es propio.

Si la civilización exige el desmonte de la selva virgen para que las ciudades urbanizadas se levanten sobre el suelo y para que las amplias carreteras se extiendan soberanas, del mismo modo en relación con el crecimiento espiritual, es indispensable eliminar todos los obstáculos, a costa del sacrificio de quienes se consagran al apostolado del progreso.

Si la consideramos mentalmente la Humanidad actual es todavía, en su aspecto colectivo, un oscuro bosque poblado de monstruosidades.

Si en los fundamentos evolutivos de la organización planetaria encontramos a los animales prehistóricos, ofreciendo el predominio del peso y la ferocidad por sobre cualquier otra característica, en los cimientos de la civilización del espíritu todavía persisten los grandes monstruos del pensamiento, constituidos por energías fluidicas emanadas de los centros de inteligencia que les dan origen.

Tenemos así, dominando aún la formación sentimental del mundo, los mamut de la ignorancia, los megaterios de la usura, los iguanodontes de la vanidad o los dinosaurios de la venganza, la barbarie, la envidia o la ira.

Las energías mentales de los habitantes de la Tierra tejen el envoltorio que los retiene en la superficie del Globo. Raros son aquellos cuya mente puede horadar el techo sombrío de su templo íntimo, con los rayos de luz de los sentimientos sublimados que lo iluminan.

El pensamiento es el generador de los infracorpúsculos o de las líneas de fuerza del mundo subatómico, creador también de las corrientes mentales del bien o del mal, la grandeza o la decadencia, la vida o la muerte, según la voluntad que lo exterioriza y dirige. Y la morada de los hombres aún está
sumergida en fluidos o en pensamientos vivos y semicondensados de estrechez espiritual, brutalidad, angustia, incomprensión, rudeza, pereza, mala voluntad, egoísmo, injusticia, crueldad, separatismo, discordia, indiferencia, odio, sombra y miseria...

Sin embargo, con la demostración de la supervivencia del alma, la conciencia humana adquiere dominio sobre las tinieblas del instinto y controla la corriente de los deseos e impulsos, con lo que rescata así las aspiraciones de la criatura para niveles más altos.

Los corazones que han despertado a la verdad comienzan a entender las líneas eternas de la justicia y el bien. La voz de Cristo es escuchada con una nueva expresión, en la más profunda acústica del alma.

Quien despierta se transforma en un punto de luz, en la densa cerrazón de la Humanidad, y pasa a producir fluidos o fuerzas de regeneración y redención que iluminan el plano mental de la Tierra, para conquistar la vida cósmica en el gran futuro.

En verdad, pues, noble es la misión del Espiritismo, que revela la grandeza de la universalidad divina a la estrecha visión terrestre; no obstante, mucho mayor y mucho más sublime es la misión de nuestro ideal santificarte con Jesús, para el engrandecimiento de la propia Tierra, afín de que el planeta se eleve al Reino del Amor Universal.

Pintura de: Paul Jaarsma, tomada del blog Recogedor 
Por el espíritu: Emmanuel
Texto retirado del: Libro "DERROTERO".

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