Si el mal humor te envuelve a la manera de sombra sofocante, procura examinarle los orígenes, a fin de que puedas liquidarlo, tan pronto como sea posible.
En caso de que alguna deuda te preocupe, no será con aspereza que conseguirás los recursos, con el fin de rescatarla.
Enfermedad cuando aparece, solicita remedio y no intolerancia para curarse.
Necesitando de la cooperación de alguien para determinada empresa, el semblante triste no te granjeará simpatía.
Contratiempos en familia no se deshacen con frases avinagradas.
Si pretendes adquirir compañeros y colaboradores, la irritación es un antiguo proceso de perder amistades.
Recuérdate que nadie consigue realizar algo sin los demás y de que los demás no son culpables por nuestras indisposiciones y fracasos.
Nadie sabe hasta hoy donde termina el mal humor y comienza la enfermedad.
No se sabe de nadie hasta ahora que la amargura lo haya auxiliado.
Si usted desea librarse de esa máscara destructora, cultive la paciencia y aprenda a sonreír.
Por el espíritu de: Emmanuel
Psicografía: Francisco Cándido Xavier.
Texto retirado del: Libro "CALMA".
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