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domingo, 14 de julio de 2013

Enseñanzas reveladoras: Sabiduría y fe

Por Paulo Coelho 

El Alquimista

"La peor manera de mantener un matrimonio es privando al otro de su libertad. Si atas dos pájaros, ellos tendrán cuatro alas, pero nunca conseguirán volar”.


El cuento

Una viuda de una pobre aldea de Bengala no tenía dinero para pagar el autobús de su hijo, pues ella lo había matriculado en un colegio que estaba muy alejado de su casa. El chico tenía que atravesar, solo, un bosque. Para tranquilizarlo, ella le dijo:
–No tengas miedo del bosque, hijo mío. Pídele a Dios Krishna que te acompañe. Él escuchará tu oración.
El muchacho hizo lo que su madre le dijo, Krishna se le apareció, y desde entonces lo acompañaba todos los días a la escuela.
Cuando llegó el día del cumpleaños del profesor, el niño le pidió dinero a su madre para comprar un regalo.
–No tenemos dinero, hijo. Pídele a tu hermano Krishna que te consiga un regalo.
Al día siguiente, el niño le contó su problema a Krishna. Este le dio una jarra llena de leche.
Animado, el niño le entregó la jarra al profesor. Pero como los otros regalos eran más bonitos, el maestro no le prestó al suyo la más mínima atención.
–Lleva esta jarra a la cocina, le dijo el profesor a un ayudante.
El ayudante hizo lo que se le había ordenado. Al intentar vaciar la jarra, sin embargo, se dio cuenta de que volvía a llenarse sola. Inmediatamente, fue a comunicar el acontecimiento al profesor, quien, confuso, le preguntó al niño:
–¿Dónde has conseguido esta jarra? ¿Cuál es el truco que la mantiene llena?
–Quien me la dio fue Krishna, el Dios del bosque.
Todo el mundo rio: el maestro, los alumnos, el ayudante.
–¡No hay dioses en el bosque! ¡Eso es superstición! –dijo el maestro–. Si es verdad que existe, ¡salgamos a verlo!
El grupo entero salió. El niño se puso a llamar a Krishna, pero este no aparecía. Desesperado, realizó un último intento:
–Hermano Krishna, mi maestro quiere verte. Por favor, ¡aparece!
En este momento vino del bosque una voz que resonó por todos los rincones.
–¿Estás seguro de que quiere verme, hijo mío? ¡Si él ni siquiera cree que existo!

El hecho

El golfista argentino Robert de Vincenzo, después de haber vencido un importante torneo, se dirigió al aparcamiento para buscar su coche. En este momento, una mujer se le acercó. Después de darle la enhorabuena por la victoria, le contó que su hijo estaba a las puertas de la muerte, y que no tenía dinero para pagar un hospital. De Vincenzo le dio, inmediatamente, parte del dinero del premio que acababa de ganar aquella tarde.
Una semana después, en una comida en la Professional Golf Association, le contó la historia a algunos amigos. Uno de ellos le preguntó si la mujer era rubia, con una pequeña cicatriz bajo el ojo izquierdo. De Vincenzo dijo que sí.

–Te han engañado– dijo el amigo–. Esta mujer es una estafadora y no para de contarles la misma historia a todos los golfistas extranjeros que aparecen por aquí.
–Entonces, ¿no hay ningún niño a las puertas de la muerte?
–No.
–Bueno, ¡esta ha sido la mejor noticia que me han dado en toda la semana!, comentó el golfista.

Reflexiones

Algunos pensamientos de poetas persas de inicio del milenio (La sabiduría persa, editorial Ediouro): 
“Quien conoce a Dios, no lo describe. Quien describe a Dios, no lo conoce”. (Husayn Ibn Mansur)
“El que hoy comió en exceso, jamás estará saciado mañana” (anónimo)
“La peor manera de mantener un matrimonio es privando al otro de su libertad. Si atas dos pájaros, ellos tendrán cuatro alas, pero nunca conseguirán volar”.
(Djeladin Rumi)

Texto retirado de: La Revista

domingo, 7 de julio de 2013

Hacer el bien

Por Paulo Coelho 

El Alquimista

“Quedarse en silencio no es apenas dejar de hablar, sino educar los oídos para escuchar todo lo que está a nuestro alrededor”.

Humildad, paciencia y reflexión

El cuento

Hace muchos años vivía un hombre que era capaz de amar y perdonar a todo el que se cruzaba en su camino. Por esta razón, Dios envió a un ángel para que conversara con él.
–Dios me ha pedido que venga a visitarte y te comunique que Él quiere recompensarte por tu bondad, dijo el ángel. Sea cual sea la gracia que pidas, te será concedida. ¿Te gustaría tener el don de sanar?
–De ninguna manera, respondió el hombre. Prefiero que sea el propio Dios quien seleccione a los que deben ser sanados.
–¿Y qué me dices de conducir a los pecadores hacia el camino de la verdad?
–Eso es un trabajo para ángeles como tú. No quiero que nadie me venere ni que me señalen como ejemplo todo el tiempo.
–Yo no puedo volver al cielo sin haberte concedido un milagro. Si tú no eliges, te verás obligado a aceptar uno.
El hombre reflexionó un poco, y respondió finalmente:
–En ese caso, lo que deseo es que se haga el bien a través de mí, pero sin que nadie se dé cuenta, ni yo mismo, que en caso contrario podría pecar de vanidad.
Y entonces el ángel hizo que la sombra de aquel hombre tuviese el poder de sanar, pero solo cuando el sol le diese en el rostro. De esta manera, allí por donde pasase, los enfermos sanaban, la tierra volvía a ser fértil y las personas tristes recuperaban la alegría.
Este hombre caminó durante muchos años por la Tierra, sin llegar nunca a darse cuenta de los milagros que su sombra realizaba a sus espaldas cuando tenía el sol de frente. Así logró vivir y morir sin tener conocimiento de su propia santidad.

El hecho

El místico Ramakrishna, líder religioso de la India, empezó a dedicarse a la vida espiritual a los dieciséis años. Al principio, lloraba amargamente por no conseguir ningún resultado, a pesar de su intensa dedicación al trabajo en el templo. Explicando, más tarde, esta etapa de su vida, dijo:
“Si un ladrón pasase la noche en una sala que estuviese separada de un cuarto lleno de oro apenas por una pared finísima, ¿conseguiría dormir? Se pasaría despierto toda la noche trazando planes. Cuando yo era joven, mi deseo por Dios era más ardiente que el que un ladrón siente por el oro, y me costó mucho aprender la mayor virtud de la búsqueda espiritual: la paciencia”.

La reflexión

Del jesuita indio Anthony de Mello, S.J. (Abandonarse a Dios): “Quedarse en silencio no es apenas dejar de hablar, sino educar los oídos para escuchar todo lo que está a nuestro alrededor”. Incluso en medio del sonido estruendoso de una orquesta, el buen maestro consigue reconocer una flauta desafinada. De la misma manera, necesitamos entrenar nuestra audición para ser capaces de oír la voz de Dios en medio del mercado.
“Al hombre moderno, el silencio le resulta algo odioso”. Le parece difícil permanecer quieto: está siempre ansioso por hacer algo, dar un consejo, idear un proyecto, y termina siendo esclavo de su compulsión por actuar.
“Cuando te acostumbres a la quietud, cuando consigas pasar algunos minutos al día en silencio, entonces tendrás verdadera libertad para decidir sobre tu vida. Dice el poeta Gibran: Cuando tu pensamiento no encuentra raíces en tu corazón, tiende a quedarse todo el tiempo en tu boca”.
Texto retirado de: La Revista

sábado, 6 de julio de 2013

Pruebe hoy

A agradecer a Dios los beneficios de la vida y a valorizar los recursos del propio cuerpo.
A Trabajar y servir además del propio deber, como le sea posible.
A Observar, aunque sea por instantes, la belleza del paisaje que le encuadra la presencia.
A no reclamar nada.
A comentar únicamente los asuntos constructivos.
A reflexionar sobre las cualidades nobles de alguna persona con la cual sus sentimientos todavía no se armonicen.
A hablar sin amargura y sin agresividad en la voz.
A leer algún trecho constructivo.
A practicar, por lo menos, una buena acción, sin contar eso a ninguna persona.
A cultivar tolerancia para con la libertad de los otros sin perturbar a nadie.
Atendamos diariamente la semejante receta de actitud y, en un tiempo breve, realizaremos la conquista de la paz.
Dictado por el espíritu: André Luiz
Extraído del libro "
Busca e Acharás"

Pintura de: Susan Lyon
Tomada del blog TODO POR EL ARTE
Texto retirado de: Luz Espiritual
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