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domingo, 31 de enero de 2010

El problema de los otros

Por Paulo Coelho
El Alquimista

Todos los problemas de los seres humanos disminuyen su impacto cuando uno los descubre y compara.

Érase una vez un sabio muy conocido que vivía en una montaña del Himalaya. Cansado de convivir con los hombres, había optado por una vida sencilla, y pasaba la mayor parte de su tiempo meditando.

Su fama, no obstante, era tan grande que las personas estaban dispuestas a caminar por estrechos senderos, subir colinas escarpadas o vadear caudalosos ríos, apenas para conocer a aquel hombre santo, al que creían capaz de resolver cualquier angustia del corazón humano.

Este sabio, como era un hombre muy compasivo, no dejaba de dar un consejo aquí y otro allá, pero procuraba librarse cuanto antes de los visitantes no deseados. A pesar de todo, estos aparecían en grupos cada vez mayores y, en cierta ocasión, una multitud se agolpó a su puerta diciendo que en el periódico local se habían publicado bellas historias sobre él, y que todos estaban seguros de que sabía cómo superar las dificultades de la vida.

El sabio nada dijo; les pidió a todos que se sentasen y esperasen. Pasaron tres días, y no paraba de llegar gente. Cuando ya no quedaba espacio para nadie más, él se dirigió a la muchedumbre que esperaba frente a su puerta:

-Os voy a dar la respuesta que todos queréis. Pero debéis prometerme que, a medida que vuestros problemas se solucionen, les diréis a los nuevos peregrinos que me fui de aquí, de manera que yo pueda continuar viviendo en la soledad que tanto anhelo. Los hombres y mujeres presentes hicieron un juramento sagrado: si el sabio cumpliese lo prometido, ellos no dejarían que ningún otro peregrino subiese a la montaña.
-Contadme vuestros problemas– pidió entonces el sabio.

Alguien comenzó a hablar, pero fue inmediatamente interrumpido por otras personas, ya que sabían que aquella era la última audiencia pública que el hombre santo daría, y temían que no tuviera tiempo de escucharlos a todos. A los pocos minutos, la situación ya era caótica: multitud de voces gritando al mismo tiempo, gente llorando, hombres y mujeres arrancándose los cabellos de desesperación, ante la imposibilidad de hacerse oír.

El sabio dejó que la escena se prolongase un poco más, y por fin gritó:

-¡Silencio!
La multitud enmudeció inmediatamente.

-Escribid vuestros problemas y dejad los papeles aquí, frente a mí.
Cuando todos terminaron, el sabio mezcló todos los papeles en una cesta, pidiendo a continuación:
-Id pasando esta cesta de mano en mano, y que cada uno saque un papel y lo lea. Entonces podréis cambiar vuestro problema por el que os ha tocado, o pedir que os devuelvan el papel con el problema que escribisteis originalmente.

Todos los presentes fueron tomando una de las hojas de papel, la leyeron, y quedaron horrorizados. Sacaron como conclusión que aquello que habían escrito, por muy malo que fuese, no era tan serio como lo que afligía a sus vecinos.

Dos horas después, intercambiaron los papeles, y cada uno volvió a meter en su bolsillo su problema personal, aliviado al saber que su aflicción no era tan dura como se imaginaba.

Agradecieron la lección, bajaron la montaña con la seguridad de que eran más felices que los demás, y –cumpliendo el juramento realizado- nunca más permitieron que nadie perturbase la paz de aquel hombre santo.

Texto retirado de: La Revista

sábado, 30 de enero de 2010

En las obligaciones de la vida

Recuerda: Dios nos creó para la ejecución de determinadas obligaciones, en las que nos haremos felices.

No digas que la Tierra es un mundo exclusivamente de pruebas.

En cualquier grado de la evolución, puedes instalarte en el lugar propicio a la creación de tus propias alegrías.

Es necesario reconocer que te encuentras en la condición cierta y con las criaturas más adecuadas para la tarea a cumplir.

Sepa que nadie consigue realizar algo sin el apoyo de algunos, compitiéndonos a todos adquirir paciencia y tolerancia de uno para con los otros.

Aprendamos a vivir sin reclamaciones y sin quejas.

La mayoría de los obstáculos y problemas, que enfrentamos en el cumplimiento de nuestros deberes, parten de nosotros y no de los demás.

Adaptarnos a las exigencias del trabajo a realizar, sin perder altura en el ideal superior que abrazamos, es la norma de triunfo en nuestras obligaciones.

Recordémonos de que todos aquellos que saben disculpar las dificultades y fallas ajenas están creando factores en base a su propio éxito.

Quien se consagra a servir, sirve para vivir, honrando la vida en cualquier posición.

Pintura de: Vern Schwarz, tomada del blog Vern Schwarz Art

Por el espíritu de: Emmanuel
Texto retirado del: Libro "CALMA".

viernes, 29 de enero de 2010

LIBRO "CALMA"

Calma

Agitaciones en la Tierra.

Tiempo de transición.

Dificultades de entendimiento.

Impactos del progreso.

Conflictos de generaciones.

Estos son los motivos presentados por muchos amigos para que les dirijamos algunas páginas sobre serenidad y seguridad, ya que la vida no nos permite parar, ni en el Plano Físico, ni en el Más Allá.

Realmente, la evolución no se interrumpe.

Sufriendo o aprendiendo, creando o recreando, mejorando y renovando, errando y reajustando, toda criatura proseguirá siempre, en demanda de los objetivos supremos de la Sabiduría Divina.

Pero, de cualquier modo, y sea cual fuere el punto del Universo en que se le yergue su morada, el espíritu necesita de paz en sí mismo, a fin de construir su propio camino para otros caminos de elevación.

De esos razonamientos nació este libro que entregamos al lector amigo, deseándole armonía y confianza en Dios, en la edificación de la felicidad que aspiramos a conquistar.

"Calma" es el título que nos define este sencillo volumen.

Que semejante bendición pueda fortalecernos a todos, en medio de los obstáculos y embates, dificultades y pruebas con las que, por ventura, seamos enfrentados en nuestra marcha hacia el Mañana Siempre Mejor, con el apoyo de Jesús, el Maestro y Señor, son nuestros votos.

Emmanuel
Uberaba, 17 de Noviembre de 1978.

Pintura de: CAROL NELSON, tomada del blog CAROL NELSON FINE ART BLOG

Por el espíritu de: Emmanuel
Texto retirado del: Libro "CALMA".

miércoles, 27 de enero de 2010

CARIDAD PARA CON NOSOTROS

No nos olvidemos de que hay también una caridad que debemos hacernos a nosotros mismos, a fin de que la caridad que vayamos a practicar, al frente del mundo no se reduzca a una mera actitud de superficialidad. Caridad que nos eduque en el espíritu del Señor, cuya Doctrina de Luz abrazamos con el pensamiento y con los labios y que, poco a poco, nos cabe abrazar con toda el alma y el corazón.

Para ejercerla es preciso que sepamos:

Perdonar las faltas ajenas sin solicitar disculpas; cooperar en las buenas obras sin aguardar la colaboración de los compañeros; ayudar a los que nos rodean sin esperar que nos retribuyan; dar de lo que tenemos sin cobrar impuesto de gratitud; iluminar el camino que nos es propio, aprendiendo a vencer las sombras que todavía se nos hacen densas alrededor; callar para que los otros hablen; defender a los otros, sin procurar defendernos; humillarnos, sin pedir que los otros se humillen; reconocer nuestras faltas y corregirlas; servir sin recompensa, y aún sin la comprensión que nos remunera con el salario de la confortación; trabajar incesantemente, sin aguardar los aguijones que nos impulsen al desempeño de los deberes que nos competen; sentir en el hermano de experiencia necesidades y dolores iguales a los nuestros, para que la vanidad no nos induzca a la ceguera; considerar la bondad constante del Señor que opera siempre o
mejor, en nuestro beneficio, y cultivar el reconocimiento a Él, a través del sacrificio, en
favor de aquellos que nos rodean.

Perfeccionarnos por dentro es ayudar por fuera con mayor seguridad, salvar significa recuperar con finalidades justas actuando en el trabajo común, ofrecer la mano fuerte al árbol a fin de que crezca, florezca y produzca para bien de todos, salvándose de la inutilidad, también el Señor nos impulsa, transformándonos en instrumentos vivos de su Infinito Amor, allí donde estuviéramos.

Final del libro ATENCIÓN

Pintura de: Suzanne Berry, tomada del blog Suzanne Berry

Por el espíritu de: Emmanuel
Texto retirado del: Libro "ATENCIÓN".


lunes, 25 de enero de 2010

Tiburón vivo y necesario

Desde Las Encantadas
Paula Tagle | nalutagle@yahoo.com

Evoca en la memoria de muchos el recuerdo de aquella criatura feroz de la cinta de Steven Spielberg, pero en Galápagos uno descubre otra película.

Existen en la Tierra desde mucho antes que los dinosaurios y han sobrevivido a varias catástrofes de extinción natural; sin embargo, hoy corren peligro. Quien contempla un tiburón en libertad, queda cautivado por su esbeltez y la sencilla belleza de sus movimientos. Obviamente que parte de lo excitante de nadar junto a un tiburón es ese miedillo antiguo, esa producción de adrenalina que el cuerpo segrega, por más que el cerebro le cuente que es más fácil morir de un accidente aéreo que entre las mandíbulas de un escualo. Pero justamente por eso Galápagos atrae a cientos de visitantes de buceo submarino. Ellos vienen no por sumergirse entre pecesitos tipo ‘Nemo’, de apariencia dulce e inofensiva, o por nadar entre corales de múltiples colores. Para eso está el Caribe o el gran arrecife de coral de Australia. Las islas no deben su fama precisamente a aquello, sino más bien a que aquí uno se puede dar el lujo de pasearse entre criaturas imponentes, ancestrales, y sin mayores riesgos.

¿Para qué sirve un tiburón?
Como principales depredadores del océano sirven básicamente para mantener el equilibrio y la dinámica entre las especies marinas. Alguien podría decir que sin tiburones habría más pescado y todos seríamos felices. Sin embargo, ocurre que si se remueve al depredador natural, los peces se multiplican, pero solo hasta cierto punto. Llega un momento en que hay tanto pez que la comida no les alcanza, y a la larga, con la excesiva competencia entre ellos, terminaría disminuyendo su población y diversidad. Además, nos falta tanto por entender del mundo submarino, que quién sabe qué otras catástrofes podrían ocurrir si nos quedáramos sin tiburones.

Una cosa es segura, si arrasamos con los escualos de Galápagos, habrá menos turistas. Entonces, aquel 75% de la población que depende de esta actividad tendrá que ir buscando otra fuente de ingreso. ¿Por qué terminar con el tiburón cuando representa una ventaja para la mayoría de los habitantes de Las Encantadas más que para la minoría? Lastimosamente la pesca ilegal del tiburón es un hecho. Un escualo se captura básicamente por sus aletas, el resto del cuerpo, inerte y mutilado, regresa a las aguas, y no alimenta a nada ni a nadie.

La mayoría de las aletas se exportan al Asia, donde son consideradas material afrodisiaco y símbolo de bienestar económico. En muchos restaurantes del Ecuador también se ofrece sopa de aleta. Cuesta entre 15 y 25 dólares. ¿A qué sabe? Pues, nada menos que a sopa de pescado, a exquisita sopa de bagre, o de lisa, o de cualquier otro pez. ¿Vale la pena entonces, devorar un animal que habita el planeta desde hace millones de años, cuando el sabor que se conserva en los labios es solo gustillo a sopa de pescado? ¿O tal vez existen personas a quienes les complace quedarse con sabor a exterminio en el paladar?

Aquel que ingiere un pedazo de aleta de tiburón se está comiendo, en al menos el 55% de las veces, a un animal que todavía no ha llegado a reproducirse. Los tiburones son lentos en crecer, y únicamente cuando han sobrepasado más de la mitad de su vida, alcanzan la madurez sexual. Al ser asesinados antes de producir crías que los puedan reemplazar, como es el caso de la mayoría de los tiburones capturados en Galápagos, su población disminuye mucho más rápidamente.

Por veinte años se ha pescado ilegalmente el tiburón en el archipiélago, veinte años que, con la lentitud que crecen estas criaturas, nos tomará hasta cien años en recuperar, y eso si terminara hoy mismo la pesca ilegal.

Por fortuna existen quienes creen en el futuro del tiburón, y por tanto, en el futuro de Galápagos.

Un futuro con trabajo digno y seguro. Un futuro gracias al tiburón.

Texto retirado de: La Revista

domingo, 24 de enero de 2010

Voces que importan

Por Paulo Coelho
El Alquimista

Saber escuchar los insultos
En el reino del Oeste vivía una reina que se llamaba Layla. Su sabiduría iluminaba la tierra como el sol, su belleza cegaba a los hombres, y su riqueza era mayor que la de cualquier otro monarca.

“Pero existe una cosa que no puedo hacer: ordenar que el pueblo cierre la boca”.

Cierta mañana, su principal consejero pidió una audiencia, y le comentó:
-¡Gran reina Layla! Su alteza es la más sabia, la más bella y la más rica mujer del mundo. Pero he escuchado algunas cosas que no me agradan; algunas personas se ríen o se quejan de las decisiones de la reina. ¿Por qué, a pesar de todo lo que ha hecho por sus súbditos, estos siguen sin estar contentos?

La reina sonrió y respondió:
-Fiel consejero: tú sabes todo lo que he hecho por mi reino. Siete regiones están bajo mi control, y en todas ellas reinan la paz y la prosperidad. En todas las ciudades, las decisiones de mi corte son justas e inspiradas.

»Yo puedo hacer casi todo lo que quiera. Puedo ordenar que se cierren las fronteras, que se tranquen las puertas del palacio, o que el cofre del tesoro sea sellado por tiempo indefinido.

»Pero existe una cosa que no puedo hacer: ordenar que el pueblo cierre la boca. No se trata de escuchar las falsedades que dicen ciertas personas; lo importante es continuar haciendo lo que considero verdadero».

Fertilizando el campo
El maestro zen le encargó al discípulo que cuidase del campo de arroz.
El primer año, el discípulo permaneció atento para que nunca faltase el agua necesaria. El arroz creció fuerte, y la cosecha fue buena.
El segundo año tuvo la idea de añadir un poco de fertilizante. El arroz creció rápido, y la cosecha fue mayor.
El tercer año usó más fertilizante. La cosecha fue aún mayor, pero el arroz brotó pequeño y sin brillo.
-Si continúas aumentando la cantidad de abono, lo que salga el año que viene no tendrá ningún valor –dijo el maestro–. Fortaleces a alguien cuando lo ayudas un poco, pero lo debilitas si lo ayudas demasiado.

El lado bueno siempre escucha

Cuando iba hacia el lago, Confucio siempre pasaba frente a determinada casa, y paraba allí para conversar sobre el jardín que había frente a la fachada, que era el orgullo de su propietario.

En algunas ocasiones, el hombre estaba borracho, pero Confucio fingía no darse cuenta y continuaba hablando sobre el jardín.
Cierto día que el hombre estaba muy embriagado, un discípulo comentó:
-Él no consigue escuchar, porque su alma está llena de alcohol.

Confucio respondió:
-El crecimiento de una persona solo se consigue si se sabe que esta tiene un lado bueno. En los momentos de debilidad, es necesario llamar la atención de este lado. Por este motivo, yo le hablo sobre la belleza de su trabajo como jardinero y sé que, en algún rincón de su alma, él me está escuchando. De esta manera consigo evitar que la culpa destruya su deseo de seguir en el camino.


Texto retirado de: La Revista

viernes, 22 de enero de 2010

VIDA Y SEXO (22)

22. El adulterio y la prostitución.
“El que este sin pecado, tire contra ella la primera piedra”, dijo Jesús. Esta máxima hace un deber de la indulgencia, por que no hay nadie que no tenga necesidad de que se la tenga a él. la indulgencia nos enseña que no debemos juzgar a los otros con más severidad que nos juzgamos a nosotros mismos, ni condenar en otro lo que en nosotros disculpamos. Antes de echar en cara una falta a alguien, miremos si podría caer sobre nosotros la misma reprobación

Es curioso notar que Jesús, tratándose de faltas y caídas en los dominios espirituales, haya escogido aquella mujer, en fallas sexuales, para pronunciar la inolvidable sentencia: “ aquel que este sin pecado lance la primera piedra”.

Se diría que en el rol de las fallas, flaquezas y delitos del mundo, los problemas afectivos se hallan de tal forma arraigados en el ser humano que ninguna persona haya escapado a lo largo de las existencias consecutivas a los llamados “errores del amor”.

Penetre cada uno en lo recóndito de su propia alma, y, si consigue hallar un comportamiento irreprensible, en su vida actual, pregúntese con sinceridad, en cuanto a sus propias tendencias.

Quién no haya tenido trances difíciles en su corazón, en la reencarnación presente, mire sus propias inclinaciones y ansias íntimas, y, en su conciencia, verificará que no se halla lejos del enmarañado mundo de los conflictos, que representan el campo de las luchas sexuales, de la humanidad. De esos embates multimilenarios faltan aun los que por heridas sangrientas a la colectividad, y el adulterio que, en el futuro, serán clasificados en la patología de las dolencias del alma, hallaran finalmente el remedio adecuado, y la prostitución que reúne en si a hombres y mujeres que se entregan a las relaciones sexuales mediante la paga y estableciendo mercados afectivos, llegara a su fin.

Igual ocurre con los flagelos de la guerra, de la piratería, de la violencia homicida, y de la esclavitud, quienes acompañan a la comunidad terrena desde hace milenios, y diluyéndose muy poco a poco, mientras que el adulterio y la prostitución todavía permanecen como instrumentos de pruebas y expiación llamados naturalmente a desaparecer, en la ecuación de los derechos del hombre y de la mujer los que se armonizaran por su mismo peso, en la balanza del progreso y de la vida.

Nótese que el lenocinio de hoy en cuanto esta situado fuera de la ley, es el heredero de los burdeles autorizados oficialmente, en muchas regiones, como ocurría notadamente en Grecia en la Roma antigua, en donde los establecimientos de esa naturaleza se hallaban constantemente nutridos por grupos de jóvenes mujeres orientales, directa o indirectamente adquiridas a manera de objetos para el atendimiento del lugar.

Tantos fueron los desvaríos de los Espíritus en la evolución del planeta – Espíritus entre los cuales, es muy raro que nosotros no hallamos estado incluidos – que muy ciertamente Jesús personalizando en la mujer adultera a la familia humana, pronuncio la inolvidable sentencia llamando a los hombres, supuestamente puros en materias sexuales a lanzar sobre la compañera infeliz la primera piedra.

Evidentemente, el mundo avanza hacia unas mejores condiciones de existencia. Fenómenos de transición aparecen aquí y allí, comunicando progreso. Y, con semejantes casos, surge para las naciones el problema de la educación espiritual, para que la educación del sexo no sea irrisoria con palabras brillantes enmascarando la inmoralidad.

Cuando cada criatura sea respetada en su fuero íntimo, para que el amor se consagre como vínculo divino mucho más de alma para alma que de cuerpo para cuerpo, con la dignidad del trabajo y el perfeccionamiento personal brillando en la presencia de cada una, entonces los conceptos de adulterio y prostitución se alejaran de lo cotidiano, toda vez que la comprensión apaciguara el corazón humano y la llamada desventura afectiva no tendrá razón de ser.

Pintura de: Kim Roberti, tomada del blog My Paintings

Por el espíritu de: Emmanuel
Texto retirado del: Libro VIDA Y SEXO.

miércoles, 20 de enero de 2010

RESPUESTAS DE LA VIDA (34)

34- INQUIETUD

Si la inquietud pasó a dominarle el camino, piense en ella como un parásito corroyéndole la vida y trate de arrancarla en su propio beneficio.

Si la enfermedad le visita el cuerpo, no es con el fuego de la aflicción que usted colaborará en la propia cura y sí encarándola, con aceptación y tratamiento para a alejarla.

Si algún hecho desagradable le impuso aborrecimientos, pase por él y siga adelante, en su propia tarea, a manera de quien no necesita parar en el viaje por haber encontrado una piedra.

Si usted cometió muchos errores, admítalos, haciendo cuanto pudiere para no reincidir en ellos, pero recordando siempre que usted no es una entidad angélica y sí una criatura matriculada en la escuela humana.

Si el error de alguien es la causa de su inquietud, envíe pensamientos de paz y comprensión a ese alguien, sin violentarle los puntos de vista, de criatura incompleta, como usted mismo, en la escuela del mundo.

Si usted fracasó en alguna empresa, note que si usted prosigue trabajando, en breve, el fracaso le servirá de lección para mejoría y éxito.

Si usted espera situaciones que en el presente no consigue alcanzar, haga lo mejor que pueda, donde esté, y, sin duda, trabajando siempre, usted alcanzará el lugar que desea.

Si usted sufre críticas indebidas, quédese con su conciencia y deje a los demás los pensamientos y actitudes que pertenecen a ellos mismos.

Si usted recela. La vejez del cuerpo, recuerde que la existencia física, avanzada en el tiempo, no es la noche de hoy y sí la alborada de mañana.

Si la inquietud persiste en usted, busque envolverla con el calor del servicio, porque sirviendo, usted conseguirá olvidarse y, al olvidarse en el bien de los demás', usted estará en paz en la fuerza constructiva del bien.

Pintura de: Ramesh Jhawar, tomada del blog RAMESH JHAWAR ART

Por el espíritu de: Andre Luiz

Texto retirado del libro: Respuestas de la Vida
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