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sábado, 20 de agosto de 2016

Del arte de escoger: ¿Adónde quiere llegar?

Por Paulo Coelho  

El Alquimista

Un guerrero de la luz piensa en el buen combate y en la paz al mismo tiempo, y sabe actuar de acuerdo con las circunstancias.

Carlos Castañeda dice: “El gran poder del ser humano está en su capacidad de tomar decisiones”. Cada decisión que tomamos nos permite modificar el futuro y el pasado.
Escoger significa: “yo me comprometo”. Cuando alguien hace una elección, debe recordar que el camino por recorrer será muy diferente del camino imaginado. Escoger significa: “bien, yo sé dónde quiero llegar”.
Escoger también significa: “tendré que abandonar una serie de cosas”. Es con este compromiso que el guerrero de la luz sigue adelante.

Escogiendo en paz

El guerrero de la luz medita. Se sienta en un lugar tranquilo de su tienda, y se entrega a la luz divina.
Al hacer esto, procura no pensar en nada; se libera de la búsqueda de placeres, de los desafíos y de las revelaciones, y deja que se manifiesten sus dones y poderes desconocidos.
Aunque no lo perciba en ese mismo instante, estos dones y poderes están tomando cuenta de su vida y van a influir en su vida diaria.
Cuando medita, el guerrero no es él, sino un destello del Alma del Mundo. Son estos momentos los que le permiten comprender su responsabilidad, y actuar de acuerdo con ella. Un guerrero de la luz sabe que en el silencio de su corazón existe una orden superior que le mostrará los pasos de su elección personal.

Escogiendo con confianza

El guerrero de la luz siempre consigue equilibrar Rigor y Misericordia. Para alcanzar su sueño, necesita una firme voluntad y una inmensa capacidad de entrega.
Aunque tenga un objetivo, no siempre el camino para alcanzarlo es aquel que imagina: por eso, el guerrero emplea la disciplina y la compasión. Dios jamás abandona a sus hijos, mas los designios de la Providencia son insondables.
Así, para el guerrero de la luz no existe nada abstracto. Todo es concreto, y todo tiene relación con él.
Él no se sienta en la comodidad de su tienda observando lo que pasa en el mundo, sino aceptando cada desafío como una oportunidad para transformarse a sí mismo.
Algunos de sus compañeros pasan la vida criticando la falta de elección, o comentando las decisiones ajenas. El guerrero, por el contrario, transforma su pensamiento en acción.
Algunas veces yerra, y paga –sin protestar– el precio de su error. Otras veces se desvía del camino y pierde mucho tiempo volviendo al destino original.
Pero un guerrero no se distrae, porque sabe lo que busca.

Escogiendo con decisión

Un guerrero de la luz tiene las cualidades de una roca.
Cuando está en terreno llano, y todo a su alrededor se encuentra en armonía, se mantiene estable. Las personas pueden construir sus casas encima de lo que él creó, porque la tempestad no podrá destruirlas.
Cuando, por el contrario, lo colocan en terreno inclinado, y nada a su alrededor demuestra ningún respeto por su trabajo, es cuando él revela su fuerza, rodando en dirección al enemigo que amenaza su elección. Sin crueldad, mas con decisión, el guerrero no se deja paralizar por sus adversarios.
Un guerrero de la luz piensa en el buen combate y en la paz al mismo tiempo, y sabe actuar de acuerdo con las circunstancias. (O)

Crédito de foto: @paulocoelho
Texto retirado de: La Revista

viernes, 19 de agosto de 2016

La fuerza de la alegría: Nos hace sentir vivos

Por Paulo Coelho  

El Alquimista

Aun siendo conscientes de nuestros defectos y limitaciones, debemos hacer lo posible para conservar la esperanza y el buen humor.

Dice Khalil Gibran que hace veinte siglos que los hombres adoran la franqueza en la persona de Jesús, y no comprenden su fuerza. Jesús no vivió como un cobarde, y no murió quejándose y sufriendo. Vivió como un revolucionario, y fue crucificado como un rebelde.
–“No era un pájaro de alas rotas, sino una tempestad violenta que rompía las alas torcidas. No era víctima de sus perseguidores, y no sufrió a manos de sus ejecutores, sino que era libre ante todos.
“Jesús no descendió al mundo para destruir nuestras casas y, con sus piedras, construir conventos. Él vino a insuflar al mundo un alma nueva y fuerte, que haga de cada corazón un templo, de cada alma un altar, y de cada ser humano un sacerdote”.
Observando su vida con atención, veremos que, aunque supiese que su pasión era inevitable, procuró darnos un sentido de la alegría en cada gesto. Como dije en una columna reciente, él debió de pensar mucho antes de decidir cuál sería el primer milagro que debía realizar. Debió de considerar la curación de un paralítico, la resurrección de un muerto, la expulsión de un demonio, algo que sus contemporáneos considerasen “una actitud noble”. A fin de cuentas, sería la primera vez que se mostraría al mundo como hijo de Dios.
Y como está escrito, su primer milagro fue el de convertir el agua en vino, para alegrar una fiesta de casamiento.
Que la sabiduría de este gesto nos inspire, y que esté siempre presente en nuestras almas: la búsqueda espiritual es compasión, entusiasmo y alegría.
El monje tibetano Chögyam Trungpa dice: “No es necesaria una experiencia mística para descubrir que el mundo es bueno. Basta percibir las cosas simples que existen a nuestro alrededor, ver las gotas de lluvia resbalando por el cristal, levantarse de mañana y descubrir que el sol brilla, oír a alguien reír”.
Actuando de esta manera, el mundo deja de ser una amenaza. Pasamos a darnos cuenta de que somos capaces de reverenciar el milagro de la existencia, y aceptamos que tenemos la suficiente sensibilidad para ver el amor que existe en nuestra alma. Si somos capaces de ver lo que es bello, es porque también nosotros somos bellos, ya que el mundo es un espejo, y devuelve a cada hombre el reflejo de su propio rostro.
Aun siendo conscientes de nuestros defectos y limitaciones, debemos hacer lo posible para conservar la esperanza y el buen humor. Al fin y al cabo, el mundo siempre se esfuerza por ayudarnos, aunque a veces tengamos la sensación de que sucede al revés.
El único gran peligro radica en confiarnos demasiado. Por más alegría que sienta en su corazón, un guerrero de la luz no debe jamás bajar la guardia. Cuando percibamos que, debido a una actitud positiva ante la vida, caemos en una especie de optimismo inconsecuente y bajamos la guardia, es bueno recordar las siguientes palabras de Confucio:
“El peligro surge cuando el hombre se siente seguro de su posición.
“La ruina amenaza a todo aquel que intenta preservar un estado de cosas.
“La confusión aparece cuando colocamos todo en orden.
“Por lo tanto, el hombre superior no olvida el peligro cuando se siente seguro.
“El sabio no olvida el fantasma de la ruina cuando está en plena prosperidad.
“El inteligente no olvida la confusión cuando sus asuntos están en orden”. (O)

Crédito de foto: @paulocoelho
Texto retirado de: La Revista

lunes, 15 de agosto de 2016

El viento las esparce: Historias de aprendizaje

Por Paulo Coelho  

El Alquimista

Cuando la acción se convierte en poco más que un hábito, deja de tener sentido y puede acabar causando daños; nunca dejes que la rutina guíe tus movimientos.

Los tres bloques de piedra

Una leyenda australiana cuenta la historia de un hechicero que paseaba con sus tres hermanas, cuando se les acercó el guerrero más conocido de la región.
–Quiero por esposa a una de estas bellas mozas –dijo.
–Si se casa una de ellas, las otras pensarán que son feas. Estoy buscando una tribu donde los guerreros puedan tener tres mujeres –respondió el hechicero, alejándose de él.
Y siguió caminando durante años por el continente australiano, sin encontrar la tribu que buscaba.
–Una de nosotras al menos hubiera podido ser feliz –dijo una de las hermanas, cuando ya estaban viejas y cansadas de tanto caminar.
–Me equivoqué –dijo el hechicero. –Pero ahora ya es tarde.
Y transformó a las tres hermanas en bloques de piedra.
Quien visite el Parque Nacional de las Montañas Azules, al lado de Sídney, podrá verlas, y entenderá que la felicidad de uno no debe significar la tristeza de otros.

El hombre más rico de Babilonia

–Es muy sencillo llegar a ser como yo –dijo el hombre más rico de Babilonia. –Basta con entender que una décima parte de lo que ganas es tuyo.
–Eso no tiene sentido –respondió el muchacho. –Es mío todo lo que gano.
–¿Acaso no tienes que pagar a tu sastre? ¿No pagas al panadero todos los días? No puedes vivir siquiera un día sin gastar, y tu dinero es de todo el mundo, menos tuyo.
“A partir de ahora, guarda una décima parte de tu salario para ti mismo. Utiliza este dinero en tu beneficio; no olvides que los caminos de la riqueza son mágicos y extraños. Si cuidas bien de esta décima parte, un día te recompensará por todos tus esfuerzos”.

Tres golpes certeros

–¿Cómo puedo saber la mejor forma de actuar en la vida? –preguntó el discípulo al maestro.
El maestro le pidió que construyese una mesa.
El discípulo clavaba los clavos con tres golpes certeros. Un clavo, sin embargo, alcanzó un lugar más duro, y el discípulo tuvo que dar un golpe más. Hundió el clavo demasiado y dañó la madera.
–Tu mano estaba acostumbrada a los tres martillazos –dijo el maestro. –Confiabas tanto en lo que hacías que perdiste la atención y la precisión.
“Cuando la acción se convierte en poco más que un hábito, deja de tener sentido y puede acabar causando daños; nunca dejes que la rutina guíe tus movimientos”.

El significado de los plátanos

Un amigo mío decidió pasar unas semanas en un monasterio de Nepal. Cierta tarde, entró en uno de los muchos templos de la región, y encontró a un monje, sonriendo, sentado en el altar.
–¿Por qué ríes? –quiso saber.
–Porque entiendo el significado de los plátanos.
Dicho eso, abrió la bolsa que cargaba, y sacó de ella un plátano podrido.
–Esta es la vida que pasó y no fue aprovechada en el momento preciso; ahora ya es demasiado tarde.
A continuación, sacó de la bolsa un plátano aún verde, se lo enseñó, y volvió a guardarlo.
–Esta es la vida que todavía no sucedió; hay que esperar el momento preciso.
Por último, sacó un plátano maduro, lo peló, y lo compartió con mi amigo.
–Esta es la vida en el momento presente. Aliméntate de ella, y vívela sin miedo y sin culpa. (O)

Crédito de foto: @paulocoelho
Texto retirado de: La Revista
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