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lunes, 15 de febrero de 2010

Ítaca, el largo camino

Por Paulo Coelho
El Alquimista

“No pierdas a Ítaca de vista, pues llegar allí es tu destino. Pero no apresures tus pasos; es preferible que el viaje dure muchos años...”.

Uno de los grandes clásicos de la literatura de todos los tiempos, La Odisea, escrita por Homero, narra el regreso del héroe Ulises a la isla de Ítaca, donde su esposa, Penélope, lo espera desde hace más de una década.

Aunque la cortejan día y noche hombres que afirman haber visto morir a su marido durante la guerra de Troya, ella no pierde las esperanzas; Ulises pasa por todo tipo de peligros, pero acaba regresando al hogar.

Muchos siglos después, otro poeta griego, Konstantinos Kavafis, abordaría de manera diferente este camino de vuelta.

Mientras en La Odisea el drama se concentra en las penalidades del trayecto, en el poema de Kavafis se le pide a Ulises que se fije justamente en lo contrario: que aproveche el camino, y que viva todo lo que necesite vivir.

“Cuando partas hacia Ítaca, Que tu viaje sea largo, Repleto de aventuras, lleno de conocimiento.

No temas ni a Lestrigones ni a Cíclopes, ni al furioso Poseidón; no te los cruzarás en tu camino, si el pensamiento se mantiene elevado, si la emoción se mantiene siempre en tu cuerpo y en tu espíritu.

Ni Lestrigones, ni Cíclopes, ni el furioso Poseidón aparecerán en tu camino si no los cargabas ya en tu alma, si tu alma no los pone frente a ti.

Espero que tu senda sea larga.

Que sean muchas las mañanas de verano, y que el placer de atisbar los primeros puertos te traiga una alegría inédita.

No dejes de visitar los emporios de Fenicia, recogiendo allí lo mejor que encuentres.

Ve a las ciudades de Egipto, y aprende con esas gentes que tanto tienen que enseñar.

No pierdas a Ítaca de vista, pues llegar allí es tu destino. Pero no apresures tus pasos; es preferible que el viaje dure muchos años y que tu barco solo ancle en la isla cuando ya te hayas enriquecido con todo lo que conociste en el trayecto.

No esperes que Ítaca te aporte más riquezas. Ítaca ya te dio un hermoso viaje; sin Ítaca, nunca habrías partido. Ya te lo dio todo; nada más puede ofrecerte.

Si, al final, Ítaca te parece pobre, no pienses que te engañó. Pues te habrás convertido en un sabio, habrás tenido una vida intensa, y este es el significado de Ítaca”.

¡Que tengan un feliz peregrinaje!


Texto retirado de: La Revista

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