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martes, 13 de diciembre de 2011

Olvido y reencarnación

Examinando el olvido temporal del pasado en el campo físico, conviene considerar cada existencia como práctica de servicio en que el alma readquiere, en el mundo, el aprendizaje que le compete.
Surgiendo semejante periodo, entre la cuna que le configura el inicio y el túmulo que le demarca el cese, es justo aceptarle el carácter accidental, no obstante se le reconozca la vinculación a la vida eterna. Entonces, es forzoso meditar el impositivo de recurso y aprovechamiento tanto como en las aplicaciones de la fuerza eléctrica, hay que atender al problema de carga y conducción.
Comenzando una nueva existencia corpórea, para determinado efecto, la criatura recibe de ese modo implementos cerebrales completamente nuevos en el dominio de las energías físicas y, para que se le adormezca la memoria, funciona la hipnosis natural como recurso básico, una vez que en muchas ocasiones duerme en pesado letargo, mucho tiempo antes de acogerse al abrigo materno. En la mejor de las hipótesis, cuando disfruta de gran actividad mental en las esferas superiores, sólo es compelida al sueño relativamente profundo mientras perdure la vida fetal. En ambos casos, hay postración psíquica en los primeros siete años de tierna instrumentación fisiológica de los encarnados, tiempo en que se reaviva su experiencia terrestre.
Tenemos así, más o menos tres mil días de sueño inducido o hipnosis terapéutica, para que establezcan enormes alteraciones en los vehículos de exteriorización del Espíritu, las cuales, añadidas a las consecuencias de los fenómenos naturales de restringimiento del cuerpo espiritual, en el refugio uterino, motivan el entorpecimiento de las remembranzas del pasado, para que se alivie la mente en la dirección de nuevas conquistas. Y, como todo ese tiempo es ocupado en proveer al niño de nuevos conceptos y pensamientos acerca de sí mismo, es comprensible que toda criatura sobrenade en la adolescencia, como alguien que fuese largamente hipnotizado para fines edificantes, despertando gradualmente, en la situación transformada en que la vida le propone la continuidad del servicio debido a la regeneración o a la evolución clara y simple.
Y eso, en esencia, es lo que verdaderamente sucede, porque poco a poco el Espíritu reencarnado reanuda la herencia de sí mismo, en la estructura psicológica del destino, recuperando el patrimonio de las realizaciones y de las deudas que acumuló, para que se regraben en el ser en forma de tendencias innatas, y reencontrando a las personas y a las circunstancias, a las simpatías y a las aversiones, a las ventajas y a las dificultades con las cuales se crea afinizado o comprometido.
Se transfiguraron, entonces, las candilejas, mas la pieza continúa. Muchas veces el marco social o doméstico es diferente, mas, en el cuadro del trabajo y de la lucha, la conciencia es la misma, con la obligación de perfeccionarse ante la bendición de Dios, para la luz de la inmortalidad.

Dictado por el espíritu Emmanuel
Extraído del libro "Religión  de los Espíritus"

Pintura de: Kareena Zerefos
Tomada del blog Recogedor

Texto retirado deLuz Espiritual


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