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domingo, 19 de junio de 2016

Historias muy breves: En diferentes ámbitos

Por Paulo Coelho  

El Alquimista

El Señor, en los cielos, tiene un hilo que lo une con todos y cada uno de nosotros. Cuando yerras, este hilo se corta, y el Señor hace un nudo.

Los dos bolsillos

Decía el rabino Bunam a sus discípulos: Todo el mundo ha de tener dos bolsillos, y en cada uno, una nota. En una, estará escrito: “Dios creó el mundo para que yo pudiese admirarlo”.
En la otra: “Apenas soy polvo y cenizas”.

Adiós (Richard Marius)

Durante las atrocidades que acompañaron a la revolución bolchevique, miles de personas fueron apresadas, maltratadas, desnudadas y ejecutadas de un tiro en la nuca. Cuenta un testimonio: “En el momento más trágico de nuestras vidas tenemos la imperiosa necesidad de no sentirnos solos. Por eso, la mayoría de las víctimas pedía despedirse, y al no haber nadie cerca, abrazaban a sus verdugos y se despedían de ellos”.

El motivo de estar aquí

El hombre caminó por la calle principal de su ciudad. Vio mendigos, tullidos y pordioseros. Incapaz de seguir conviviendo con tanta miseria, clamó al cielo: “Dios, ¿cómo puedes amar tanto al hombre y al mismo tiempo no hacer nada por los que sufren?”.
Entonces oyó una voz: “He hecho algo por ellos. Te he hecho a ti”.

Más cerca de Dios (anónimo)

Una de las más desconcertantes –y deliciosas– enseñanzas del maestro era: “Dios está más cerca de los pecadores que de los santos”.
Y lo explicaba de la siguiente manera: “El Señor, en los cielos, tiene un hilo que lo une con todos y cada uno de nosotros. Cuando yerras, este hilo se corta, y el Señor hace un nudo. Cuantos más pecados cometes, más nudos tiene la cuerda, que así se acorta y se acorta, acercándote a su misericordia”.

El vicio (tradición jasídica)

Un estudiante conversaba con otro, cuando entró el rabino Pinchas. Este, curioso, quiso saber de qué hablaban:
Rabino, estamos preocupados por los vicios que nos pueden perseguir.
No os preocupéis por eso –respondió Pinchas–. En la juventud, es el hombre quien persigue los vicios.

Administrando las plantas

Un hombre que se enorgullecía mucho de su jardín, vio con desconsuelo cómo un día lo invadía una plaga de dientes de león. Por más que lo intentaba, no conseguía deshacerse de ellos. Desesperado, escribió al Departamento de Agricultura Local: “¿Qué debo hacer?”.
Después de un largo tiempo recibió la respuesta: “Le sugerimos que aprenda a amarlos”.

Ten piedad de mi alma

Un rey que tiranizaba a su pueblo con impuestos, represión y censura, recibió la visita de un hombre santo. “Haz una oración por mí y por mi reino, pidiendo a Dios que tenga piedad de todos”, exigió el rey.
El hombre santo rezó: “Señor Misericordioso, quítale la vida a este hombre”.
El rey se enfureció: “¿Qué locura de oración es esa?”.
“Es lo mejor que podría suceder. Para su majestad, porque no cometeréis más pecados, y para el pueblo, porque se librará de muchas injusticias”. (O)

Crédito de foto: @paulocoelho
Texto retirado de: La Revista

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