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domingo, 1 de noviembre de 2009

Los diez pasos del camino espiritual

 Por Paulo Coelho 
El Alquimista

El benedictino David Steindl-Rast habla de la experiencia en el monasterio: Las personas suelen asociar la vida religiosa a la negación de todos los placeres; esta es una apreciación errónea. El ascetismo supone la disciplina de los sentidos, de manera que se pueda desarrollar aún más la comprensión de la existencia. La vida en el monasterio es un constante entrenamiento, una búsqueda de calidad en el estudio, en la lengua, en la alimentación y en la oración.

Si alguien refina su dieta se ve obligado a renunciar a determinados alimentos. Sin embargo, a medida que esta dieta comienza a hacerle bien, se da cuenta de que no está realizando sacrificio alguno. Un buen corredor, músico, jardinero, –cualquier persona que realiza algo con pasión– se olvida fácilmente de ciertas cosas, pues está concentrado en su arte.

Lo mismo sucede con el servicio religioso. Yitzchak Isaac de Kamarna solía usar como ejemplo una tienda de dulces para explicar la búsqueda espiritual.

Una persona entra en una tienda de este tipo, donde se venden varias clases de caramelos y bombones: lo primero que hace el confitero es ofrecerle una muestra de cada producto, para que pueda hacerse una idea de los sabores.

Cuando, después de probar un poco de todo, el cliente se decide por algo, el vendedor le dice: “Ahora usted sí que tendrá que pagar para consumir lo que le dio tanto placer”.

Todos nosotros, al inicio de cualquier jornada, disfrutamos de lo que se conoce como “suerte del principiante”. La muestra gratis de la Luz Divina está plantada en el corazón, y se enciende con el más mínimo estímulo. Pero si optamos por ese camino, nuestra responsabilidad es pagar el precio. 

Los pasos del camino espiritual son:

La inquietud: La persona siente que debe cambiar de vida, sea por tedio o por sufrimiento.

La búsqueda: Llega la decisión del cambio. La búsqueda se da a través de libros, cursos.

La decepción: Comienzan las vacilaciones entre los diferentes caminos. El que busca llega a tener conciencia de los problemas y los defectos de los que enseñan. Por mucho que cambie de corriente filosófica, religión o sociedad secreta, se encuentra con la vanidad y el ansia de poder.

La negación: Es habitual abandonar el camino tras constatar que los que están en él aún no resolvieron sus problemas.

La angustia: El camino fue abandonado, pero la semilla ya está plantada: la fe. Y crece día y noche. La persona se siente en desasosiego, tiene la sensación de que descubrió algo y lo perdió.

El regreso: Debido a otra crisis seria (tragedia, éxtasis) la persona descubre que su fe está viva. Y la fe, si se cultiva con cuidado, resiste cualquier decepción.

El maestro: Se trata del momento más peligroso. Solo son maestros los individuos experimentados. El camino es individual, pero en este momento puede volverse colectivo.

Las señales: El maestro termina siendo abandonado cuando el camino se muestra por sí mismo. A través de las señales, Dios le enseña lo que necesita saber.

La noche oscura: Se toman las grandes decisiones. La persona cambia de vida, y se pone a caminar, a pesar del miedo.

La comunión: Es el momento en el que, como decía San Pablo, la propia Divinidad pasa a residir en la persona. El misterio de los milagros se manifiesta con toda su maravilla y su grandeza.


Texto retirado de: La Revista

1 comentario:

  1. Olá Conspícuo, vim te visitar e gostei muito do teu interessante blog.Parabéns! Voltarei! abraço.Muita paz.

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