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miércoles, 16 de marzo de 2011

CONTABILIDAD Y DESTINO

Observemos a un instituto bancario en sus operaciones rutinarias.

Todo cliente en dificultades en él comparece, rogando ciertos favores.

Vemos allí aquellos que por estar excesivamente comprometidos, requieren más vastos recursos, buscando la solución de grandes cuentas en más amplio sector de servicio; los que solicitan la reforma de los títulos que no pueden pagar en el día justo; los que suplican moratoria adecuada a las aflicciones que atraviesan; y los que se deciden a aceptar intereses pesados y desolladores, en la suprema tentativa de liquidar los débitos que contrajeran en otros campos de expectativa y de acción.

Todos luchan y sufren, condicionados a las regulaciones a que se sujetan, trabajando por la quitación que les devolverá el nombre a la respetabilidad debida.

Así, también, en la Contabilidad Divina, todos nosotros, en el balance de antiguos débitos, imploramos esa o aquella providencia adecuada a nuestras necesidades.

Hay quien pida la prueba de la riqueza para deshacerse de pesados grilletes en los círculos de la economía terrestre y hay quien ruegue penuria, buscando aprender como se debe actuar en la fortuna.

Hay quien suplique enfermedades del cuerpo para valorizar la salud y hay quien solicite salud para extender asistencia a los enfermos de los cuales se hizo deudor.

Hay quien solicita mutilaciones y defectos en el campo físico para reconquistar la felicidad en la vida imperecible y hay quien abogue para sí mismo la concesión de la armonía corporal para la realización de tareas determinadas en beneficio de los demás.

Hay quien se proponga a recibir un cerebro claro y fuerte para servir a los ignorantes y hay quien pida un cerebro frustrado para restaurarse, a través de la humildad y del dolor, ante su propio destino.

Si ya tienes conciencia en cuanto a la grandeza de la Creación, confiere los talentos y las inhibiciones que te señalan y por ellos comprenderás de qué tarea más alta la vida te incumbe en el corto espacio de la existencia terrestre, porque facilidad y obstáculo, oro fácil y recurso difícil, raciocinio pronto e idea tardía, son préstamos de la Providencia Divina, con tiempo exacto para el acierto preciso en nuestro propio favor, delante de las Leyes de Dios.

Pintura de: T. S. Abe
Tomada del blog Recogedor
Por el espíritu: Emmanuel


Texto tomado del: Libro "
NACER Y RENACER
".

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