15. Desuniones
Pregunta – ¿Según ciertas personas, parece que la doctrina de la reencarnación destruye los lazos de familia, haciéndolos remontar a otras existencias además de la actual?
Respuesta – Los extiende; pero no los destruye. Estando fundado el parentesco en afectos anteriores, los lazos que unen a los miembros de una misma familia son menos precarios. La reencarnación aumenta los deberes de fraternidad; por que en vuestro vecino o criado puede vivir un espíritu que ha estado ligado a vosotros por los lazos de la sangre.
Pregunta No. 205 de El Libro de los Espíritus.
Las desuniones entre los que se aman usualmente asumen el aspecto de dolorosa cirugía psíquica para así corregir los engaños y los errores del amor, cometidos en el pasado.
Por tal razón la Sabiduría Divina da a las criaturas el tiempo y las condiciones necesarias a la reparación gradual de dicho acontecimiento.
Estas desuniones por regla general se verifican en una constante: (la posición de los padres e hijos incluyéndose en ella los padres e hijos adoptivos), toda vez que, en las manifestaciones de cariño en el hogar, todos los juegos de ternura son colocados en la mesa de lo cotidiano, revestidos de un encanto constructivo en el fondo, de la personalidad paterna o del maternal corazón, donde descansan los residuos de grandes cariños, algunas veces desequilibrados e infelices, traídos de otras épocas por las sucesivas reencarnaciones. La libido o el instinto sexual en forma de energía psíquica aparece en muchos casos, en la caricia de los padres revestida de mantos de cariño y belleza, más el amor es todavía parte del espíritu cual fuego de vida que se alimenta del propio leño. A su vez en los seres queridos que regresan al nido domestico, ese mismo cariño aparece espontáneo y legítimo aunque transformado por los juegos infantiles. Los pequeños, entonces recién llegados de la amnesia natural que la reencarnación les impone no consiguen ocultar sus propias disposiciones en el campo de las preferencias. Y surgen en ellos, casi siempre las inclinaciones descontroladas, en los caprichos con que se muestran exigiendo una especial atención del padre o de la madre y revelan de modo claro hacia que lado se dirigen los lazos más fuertes. Generalmente, con muchas excepciones, las hijas se vuelven hacia los padres y los hijos hacia las madres mostrando la naturaleza de las uniones habidas en existencias pasadas. Y anunciando las desajustes que ocurrirán inevitablemente, en un futuro venidero.
Obviamente que no todos los hijos aparecen los hogares terrenos a causa de las desuniones, por que millones de Espíritus en el cuerpo de la humanidad reencarnan para desempeñar cargos simples o complejos, valiéndose de la colaboración de los padres, a manera de amigos que se colaboran, en fajas de confianza y de afinidad reciprocas.
Nos referimos a demás, al hogar como un pozo de desligamiento, por que, en la tierra, las relaciones entre padres e hijos y, consecuentemente, las relaciones de orden familiar constituyen un clima ideal para la liberación de cuanto se unieron inconvenientemente entre si por la rebeldía emotiva en nombre del amor. Es así como la sabiduría de la naturaleza facilita el reencuentro, bajo las telas de la parentela, de cuantos se desviaron en otro tiempo indisciplinados en el orden sexual, reencuentro este que persiste en las condiciones más intimas y más profundas, hasta que los compañeros del pasado reencarnados en la posición de hijos llegan a la juventud en una nueva existencia, eligiendo nuevos compañeros para su vida afectiva ante la presencia o supervisión de los padres o de otros familiares, no siempre satisfechos con las escogencias que son obligados a aceptar por la fuerza de las circunstancias.
Los padres que sufren entregando a las jóvenes que el hogar les confió, a los compañeros que las requieren para casarse, casi siempre están renunciando al cariño y a la compañía que ellos mismos en el pasado, condujeron mal, al paso que las madres experimentan un análogo fenómeno de dilaceración psíquica, separándose de sus hijos que le recuerdan, así sea inconscientemente las uniones absorbentes o infelices del pasado.
Y, a través de las luchas y los adioses que existen en la familia con la creación de diferentes núcleos familiares, y por la transferencia habitual de los hijos ya sea a las nueras o a los yernos, o a tareas y experiencias distintas a las de ellos, los padres, siempre que respeten las necesidades y resoluciones de su descendencia alcanzan la victoria sobre si mismo en el camino de su propia emancipación hacia la inmortalidad.
Por el espíritu de: Emmanuel
Psicografía: Francisco Cándido Xavier.
Texto retirado del: Libro VIDA Y SEXO.
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