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domingo, 18 de abril de 2010

Cartas de amor de Gibran

Por Paulo Coelho
El Alquimista

“Los poetas no son aquellos que escriben poesía, sino todos los que tienen el corazón lleno del espíritu sagrado del amor”.

Khalil Gibran (1883-1931), nacido en el Líbano, será recordado por su clásico El profeta, que sesenta años después de su publicación, continúa en la lista de los más vendidos en varios países. En 1995, leí su correspondencia amorosa con Mary Haskell, una norteamericana diez años mayor que él. Me acerqué de esta manera a un hombre complejo y fascinante, lo que me animó a seleccionar algunos de los textos para su publicación (Cartas de amor do profeta, en la editorial Ediouro, obra que, lamentablemente, ya no se puede encontrar en las librerías). Incluyo a continuación algunos fragmentos de estas cartas:

10/3/1912
Mary, mi adorada Mary, ¿cómo puedes pensar que me estás dando más pesares que alegrías? Nadie sabe con exactitud dónde se sitúa la frontera entre el dolor y el placer: a menudo yo pienso que resulta imposible separarlos. Tú me das tanta alegría que llega a dolerme, y me provocas tanto dolor que llego a sonreír.

8/7/1914
Siempre he pensado que cuando alguien nos entiende acaba esclavizándonos –pues aceptamos cualquier cosa con tal de ser comprendidos. Sin embargo, tu comprensión me trajo la paz y la libertad más profunda que he sentido en la vida. En algún momento de las dos horas que duró tu visita, descubriste un punto oscuro en mi corazón, lo tocaste, y desapareció para siempre –permitiéndome ver mi propia luz.

18/4/1915
Los dos días que pasamos juntos fueron maravillosos. Cuando hablamos sobre el pasado, siempre tornamos más real el presente y el futuro. Durante muchos años me aterrorizaba mirar hacia atrás, y sufría en silencio. Hoy he comprendido que el silencio nos hace sufrir más profundamente.
Pero tú me haces hablar y yo descubro las cosas polvorientas que se escondían en mi alma, y entonces puedo arrancarlas de allí.

17/7/1915
Los dos intentamos tocar los límites de nuestra existencia. Los grandes poetas del pasado siempre se entregaban a la vida. No buscaban algo concreto, ni intentaban desvelar secretos: apenas permitían que las emociones arrastraran sus almas.

Las personas siempre están buscando seguridad, y a veces lo consiguen: pero la seguridad es un fin en sí, y la vida no
tiene fin.

Los poetas no son aquellos que escriben poesía, sino todos los que tienen el corazón lleno del espíritu sagrado del amor.

10/5/1916
Querida Mary: Te envío una parábola que acabo de terminar. He escrito poco, y solo en árabe. Pero me gustaría escuchar tus correcciones y sugestiones sobre este trecho:
“En la sombra de un templo, mi amigo me señaló a un ciego. Dijo mi amigo: -Este hombre es un sabio.
Nos acercamos, y yo le pregunté: -¿Desde cuándo es usted ciego?
-Desde mi nacimiento.
-Yo soy astrónomo –comenté.
-Yo también -respondió el ciego. Y, poniéndose la mano en el pecho, dijo:
-Me paso la vida observando los muchos soles y estrellas que se mueven dentro de mí”.


Texto retirado de: La Revista

1 comentario:

  1. Siempre te deja mensajes excelentes este inteligente escritor!!!! muy bueno! Gracias

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