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miércoles, 17 de junio de 2009

VIDA Y SEXO


5. La Energía Sexual.
Pregunta - ¿Es una misma la fuerza que une los elementos de la materia en los cuerpos orgánicos y en los inorgánicos?
Respuesta – si, y la ley de atracción es la misma para todos.
Pregunta No. 60, de El Libro de los Espíritus

La energía sexual, como un recurso de la ley de atracción, en la perpetuidad del Universo, es inherente a la propia vida, generando cargas magnéticas en todos los seres, de acuerdo a las potencialidades de las cuales se reviste.
En los seres primitivos situados en los primeros grados de emoción y raciocinio, y, aún en los individuos que se tardan voluntariamente en el nivel de los brutos, la descarga de esta energía se opera de manera descontrolada y dolorosa. Esta situación les genera angustiosas situaciones durante largo tiempo, viviendo existencias infelices en las cuales la vida poco a poco les enseña que nadie abusa de nadie sin recibir la justa recompensa.
A medida que el espíritu evoluciona, pasa a comprender que la energía sexual desarrolla el discernimiento y la responsabilidad con su aplicación y que por eso mismo debe ser controlada por los valores morales que garantizan su digno empleo, ya sea en la creación de cuerpos físicos formadores de la familia, o en la creación de obras benéficas para la sensibilidad y la cultura, para la reproducción y extensión del progreso y de la experiencia, de la belleza y del amor, en la evolución y el embellecimiento de la vida del planeta.
A través de la poligamia el espíritu marca su propia marcha en existencias sucesivas de reparación y aprendizaje, en cuyo transcurso adquiere la disciplina de su mundo emotivo.
Cansado de experiencias dolorosas, en las cuales recoge el fruto amargo de la delincuencia o de la desesperación que dictaminó para otros, reconoce en la monogamia el camino certero de sus manifestaciones afectivas. Atento a esto reconoce en la criatura que se afiniza con sus propósitos y aspiraciones el compañero o la compañera ideal para la comunión sexual, deseoso de conquistar el equilibrio y capaz de revitalizar las fuerzas con que se dispone en el trabajoso camino imprescindible para su propia evolución.
En ningún caso, nos es permitido subestimar la importancia de la energía sexual que, en su esencia nos es dada por la Creación Divina para la formación y sustentación de todas las criaturas. Con ella y por ella es que todas las civilizaciones de la tierra se han levantado, legando al hombre su herencia preciosa en el viaje evolutivo hacia su sublimación definitiva, entendiéndose que ninguna criatura en el plano racional hará uso de ella, en relación con otra criatura en situaciones felices o infelices, constructivas o destructivas, según la orientación que se dé.

Por el espíritu de: Emmanuel
Psicografía: Francisco Cándido Xavier.
Texto retirado del: Libro VIDA Y SEXO
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