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lunes, 4 de enero de 2010

La sabiduría de Confucio

Por Paulo Coelho
El Alquimista

En mi twitter (@paulocoelho) siempre hago la misma broma: pongo frases de Confucio adaptadas al presente. Fue Confucio (551-479 aC.) quien reorganizó los textos clásicos chinos (como el popular I Ching) y les dio una redacción definitiva.

Para combatir la corrupción y la miseria de su época, creó una serie de preceptos éticos y morales, como el culto a los antepasados, los principios de sinceridad y reciprocidad, y la idea de que solo puede gobernar quien es capaz de proporcionar el bienestar del pueblo. A continuación, algunas de sus enseñanzas:

La fórmula de la familia
El duque Ding le preguntó a Confucio:
- ¿Existe alguna fórmula que garantice la prosperidad de una familia?
- No existe una fórmula completa –dijo Confucio– pero existe un dicho: es difícil ser un gobernante y no es fácil ser un gobernado. Si los cabezas de familia y sus hijos entienden que ambos precisan ceder, la prosperidad acaba llegando.
El duque continuó:
- ¿Y existe alguna fórmula capaz de destruir el seno de una familia?
- No existe una fórmula completa –dijo Confucio– pero existe un dicho: el mayor placer de un rey es no tener a nadie que le prohíba las cosas. Es bueno que no se nos prohíba hacer el bien. Sin embargo, cuando, en una familia, la madre no tiene valor para oponerse a la voluntad de su hijo, las relaciones se tornan frágiles y acaban destruyéndose.

Un maestro y dos respuestas

Zilu preguntó:
- ¿Cuando debo poner en práctica las cosas que aprendí?
Confucio respondió:
- Aún he de enseñarte muchas cosas. ¿Por qué tanta impaciencia para pasar a la acción? Espera el momento adecuado.
Justo a continuación, Gongchi preguntó:
- ¿Cuándo debo poner en práctica las cosas que aprendí?
- Inmediatamente –respondió Confucio.
- Eso no ha sido justo –se quejó Zilu–. Gongchi sabe lo mismo que yo y usted le ha permitido actuar.
- Un buen padre conoce la esencia de sus hijos –dijo Confucio–. Frena a aquel que es demasiado osado y empuja al que no sabe caminar con sus propias piernas.

Reflexiones de Confucio

El peligro surge cuando el hombre se siente seguro en su posición.
La ruina amenaza a todo aquel que intenta preservar cierto estado de las cosas.
La confusión aparece cuando ponemos todo en orden.
Por lo tanto, el hombre superior no olvida el peligro cuando está seguro.
El sabio no olvida el fantasma de la ruina cuando está bien establecido.
El inteligente no se olvida de la confusión cuando sus negocios están en orden.
Solo así conseguirá conservar su seguridad personal y proteger su reino.

Texto retirado de: La Revista

1 comentario:

  1. FELIZ AÑO ante todo amigo !!

    Me encanta cuando hablas de Paulo, yo soy gran aficionada a el, pero tu lo vives de un modo, que me vuelves a volcar a su lectura y le busco a un mas sus sentidos.

    Besos

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