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jueves, 6 de agosto de 2009

El respeto hacia la vida


El respeto a todas las formas de vida es una tendencia que refleja la nueva sensibilidad de los tiempos.

La amenaza de desastres naturales está logrando que nuestra civilización empiece, a punta de miedo, a respetar el medio ambiente.

Pero la verdadera lección del calentamiento global debería ser que si queremos vivir en equilibrio es necesario, como civilización, empezar a practicar un genuino respeto hacia las otras formas de vida en el planeta.

En el año 1886, la Corte suprema de EEUU extendió los derechos humanos a las corporaciones, reconociendo así a las empresas el derecho a la vida, a la libre expresión, a la privacidad y a todo lo demás, como si éstas fueran seres vivientes.

Si el sistema legal más prestigioso del mundo ha reconocido derechos a las corporaciones, ¿qué tan descabellado podría ser extender los derechos de las personas al medio ambiente y a los animales?

Maltrato animal

En la industria alimenticia, vacas, gallinas, pavos y cerdos son hacinados en minúsculos espacios sin capacidad de moverse, sin luz solar ni aire fresco, sobrealimentados hasta volverlos obesos y muchas veces sumidos en sus propios excrementos.

Como cualquier industria, la alimenticia ha perfeccionado la técnica de la minimización de costos y maximización de productividad, en este caso a costa del sufrimiento animal.

En la industria textil, hacer cuero y pieles conlleva vidas en cautiverio en condiciones inhumanas y todavía se ven prácticas abominables como despellejar a los animales mientras agonizan.

Este tipo de excesos podrían reducirse si existieran en el mundo leyes que limiten la crueldad contra los animales, pero desafortunadamente el gran poderío económico de las corporaciones que hacen negocio de esto ha sabido comprar la complicidad de los gobiernos, aun en los países desarrollados.

Con respecto a las pruebas con animales en laboratorios, que hoy se sabe llegan a extremos inimaginables de crueldad, se ha demostrado hasta la saciedad que tienen sustitutos quizás más costosos pero menos inhumanos.

Prueba de ello es el cada vez mayor número de productos que llevan impresos en sus etiquetas que no se han realizado pruebas con animales.

Luego de haber domesticado perros y gatos y volverlos seres indefensos en la ciudad, nuestras sociedades rehuyen el deber de auxiliar a aquellos que están perdidos en la selva de cemento.

En la industria del entretenimiento, ahora mismo hay gente que considera un espectáculo ver cómo un hombre armado mata a un toro.

Zoológicos y traficantes de animales silvestres insisten en apartar a estos seres indefensos de sus hábitats naturales donde han vivido en paz durante millones de años.

Delfines, tigres y otros animales de circos y acuarios son encerrados y forzados a actuar en formas no naturales con el propósito de entretener.

El planeta en que vivimos es un complejo ecosistema que tiene vida propia y todo indica que nuestro usufructo de él ya se pasó de la raya.

¿Soluciones?

Quienes se rebelan ante el hecho de que nos hayamos convertido en los grandes torturadores del planeta tratan de difundir la noticia de que en la mayoría de los casos mencionados no hay realmente una necesidad vital de infringir sufrimientos, contrario a lo que nos han hecho creer.

Afortunadamente, la humanidad está viviendo una progresiva sensibilización, sobre todo en las nuevas generaciones, que implica una renovada actitud de respeto hacia la vida, y es este proceso el que eventualmente nos podrá alejar de la barbarie, la guerra y la injusticia.

Hoy sabemos que el planeta está allí para amarlo e interactuar con él; no para exprimirlo hasta agotarlo.

Estamos evolucionando, y así como a nuestros antepasados les costó aceptar que no se debe explotar a los otros seres humanos, nosotros estamos empezando a aprender que todas las formas de vida merecen respeto.

Los próximos años verán cambios en las legislaciones a nivel mundial para adaptarse a la nueva sensibilidad de los tiempos.

En este momento, un pequeño país sudamericano llamado Ecuador está deliberando reconocer los derechos del medio ambiente y los animales en su nueva constitución, lo que lo convertiría en un país pionero a la hora de formalizar legalmente una tendencia que posiblemente sea la que nos transforme realmente en la especie civilizada de este planeta.

Texto retirado dewww.elcuartoojo.com.


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